Frenar los potenciales futuros «malos» hábitos de tu peque antes de que empiecen suena casi demasiado bueno para ser verdad – y todavía podría ser. Es posible que, no importa lo que hagas, tu tesorito nació para ser una máquina que se hurga la nariz, se muerde las uñas, usa demasiado la pantalla, como millones de otros niños, y, eventualmente, aprenderá a dejar esos hábitos. Por otro lado, muchos de los hábitos de los niños pequeños que desesperan a los adultos en sus vidas son fases perfectamente normales que pasan y que no tienen que llegar nunca al punto de ser realmente malos hábitos.
Reacción para tranquilizarse y al estrés
Muchos de los rasgos que los adultos consideran como «malos» hábitos en los niños pequeños son cosas que los niños pequeños comienzan a hacer como una forma de lidiar con el hecho de que viven en un mundo grande y aterrador donde se enfrentan a cambios en el entorno que los rodea, las expectativas que la gente tiene de ellos, e incluso en sus propios cuerpos, todos los días. Así que esto no los hace realmente malos, sino más bien muy normales. Chuparse el dedo, rascarse la piel, alimentarse por la noche, rascarse la nariz, darle vueltas al cabello y usar chupetes son cosas que los niños pequeños usan como comportamiento calmante cuando empiezan a afirmar su independencia.
Porque estos hábitos son maneras que los niños se tranquilizen por sí solos, avergonzarlos o incluso llamarles la atención puede tener el efecto contrario. Llamar demasiado la atención sobre estas acciones podría hacer que los niños se aferren a hábitos que de otra manera habrían dejado por sí mismos. En vez de eso, redirige los dedos de la mano antes de que entren en la boca o la nariz, y luego reforzar positivamente la redirección puede ayudar sin hacer que tu pequeño se sienta cohibido. «¿No es bueno cuando usas tus manos para tocar el gato?» puede ayudar a evitar que el hábito se vuelva demasiado regular y al mismo tiempo no llamar demasiado la atención sobre el hábito o reforzarlo con una atención negativa.
Al final, una de las mejores maneras de evitar que estos hábitos se conviertan en hábitos de por vida es asegurarse de que tu bebé esté en un ambiente de apoyo y felicidad donde ya recibe la atención que necesita de ti, y así siente menos necesidad de apoyarse en los hábitos para su comodidad. Una vez que esté recibiendo esa atención, puedes, de nuevo, tratar de redirigir o corregir algunos hábitos que pueden ser dañinos, como pellizcarse la piel o morderse las uñas, lo que puede conducir a infecciones, o chuparse el dedo, que generalmente es perfectamente normal cuando comienza, pero que puede causar problemas dentales si todavía está ocurriendo cuando los dientes adultos comienzan a salir alrededor de los 4 o 5 años de edad.
Detenerlos antes que empiecen
Afortunadamente, algunos hábitos, como los lloriqueos, las alimentaciones nocturnas que duran hasta bien entrada la edad de niño pequeño, cargar con un vasito de bebé, comer para su comodidad y el exceso de tiempo frente a una pantalla, son comportamientos que puedes ayudar a detener antes de que realmente comiencen actuando de manera que no los fomentarás ahora. El dejar las alimentaciones nocturnas puede ser un desafío (aunque tu horario de sueño probablemente te lo agradecerá con el tiempo), pero le será de ayuda para sus dientes a largo plazo. Poner límites que no retrocedes porque tu pequeñín no está contento con ellos puede ayudar a que deje de quejarse antes que caiga en el hábito de hacerlo. Incorporando límites en su tiempo frente a una pantalla al principio de su vida significa que se sentirá más natural a medida que se hace mayor.
El resultado final
Te guste o no, tu chiquitín probablemente va a desarrollar algunos hábitos que no te gustan, y eso está bien. Siempre y cuando sigas amando y apoyando, y los hábitos de tu tesorito no implican algo como tirar pañales sucios a las paredes, realmente no hay nada de qué preocuparse.