Tener un bebé te cambia, y no sólo porque eres cien veces mejor ahora durmiendo una siesta a la menor oportunidad que en éstas épocas el año pasado. Definitivamente lo eres, pero también es una de esas cosas que no siempre notas hasta que ya sucedieron. A estas alturas, entiendes todo tipo de cosas que nunca se te ocurrieron en tu vida pre-bebé, y esto es entendimiento que obtuviste a través de la experiencia.
- Realmente nunca necesitaste [ _________ ]
Cada nuevo padre tiene esa pieza (o seis, o ocho, o doce) de equipo que costó demasiado, y que estabas segura de que era absolutamente necesaria, pero nunca o casi nunca la usaste. El problema es que es difícil saber con antelación qué será. Nunca puedes saber si tu bebé va a tener una fuerte preferencia por el cochecito o el portabebé y no estará dispuesto a darle una oportunidad al otro, o si tu elegante mesa de cambio se convertirá en una parte esencial de tu rutina de cambio de pañales o en un divertido mueble que normalmente está demasiado lejos para hacer mucho bien. - Cambiando de velocidad
No sabías antes de empezar cuánto ibas a necesitar dormir. La privación del sueño puede sentirse como una tortura algunos días, pero cuando tu bebé llega al punto en que puede prescindir de la botella de las 3 a.m, también está listo para empezar a ser más vocal y más móvil. Esto puede hacer que cada parte de tu recién recuperada energía se reserve para sólo mantenerte al día correteando al chiquitín. - Evidencia fotográfica
Hay días, especialmente al principio de volverte madre, en los que quieres tomar una foto de cada pequeño movimiento que hace tu bebé – y esto no es un mal impulso. Todos los días se hace un poco más grande y ha crecido lo suficiente como para que incluso las fotos de unos meses antes puedan parecer una reliquia del pasado. - No hay tal cosa como el tabú
Cada uno tiene un umbral diferente para lo que considera fuera de límite. Pero a estas alturas, no sólo te sentirás mucho más cómoda hablando de las funciones corporales de otra persona (especialmente de los fluidos corporales), sino que ahora probablemente tienes muchas más historias de pipí, popó, o vómito que nunca antes habías necesitado o deseado. Sólo recuerda – no todos han tenido el mismo cambio de punto de vista, así que guarda estas historias para tus amigos con hijos. - Cambio de estrategia
Cuando empezaste como madre, probablemente tenías al menos una idea de cómo serías. Puede que hayas tenido ideas sobre cómo comería o dormiría tu bebé o lo que tú y tu pareja harían sobre la disciplina. En la práctica, sin embargo, muchas de las cosas que estabas planeando salieron volando directamente por la ventana – y tal vez es correcto que lo hayan hecho. Las nociones que tuviste antes y durante el embarazo se basaban en tu idea de cómo sería tu bebé, pero él es su propia persona y las ideas que tenías antes pueden no encajar con la realidad actual en absoluto. - Evolución de la relación
Tener un bebé te cambia, y cuando tú cambias, también lo hacen tus relaciones. Esto es cierto para todas las relaciones, pero si estás criando tu bebé con una pareja, es especialmente cierto para esa relación, ya que ambos están creciendo y cambiando, y ambos se enfrentan a desafíos para los que pueden o no sentirse completamente preparados. A veces este cambio en tu relación puede venir con retos como los desacuerdos, y eso es normal, incluso si no se siente normal en ese momento. Tu bebé no es el único que está creciendo, y lo importante es encontrar la manera de que tú y tu pareja puedan crecer juntos.