Ser padre puede parecerse mucho a actuar en un circo – constantemente estás haciendo malabarismos, agachándote y saltando a través de aros por tu bebé. Y por supuesto, está el truco más temido de todos: la cuerda floja, en la que te obligan a caminar por la línea que separa tu estilo de crianza del de los demás.
Cuando tú y tu bebé son un acto de visita
Si tú y tu pequeñín están en la casa de un amigo, el anfitrión puede tener reglas específicas que prefieren hacer cumplir. Si estas nuevas reglas son razonables, no hará daño entregarle el sombrero de maestro de ceremonias y darle a tu peque la oportunidad de aprender que cada casa tiene un conjunto diferente de reglas. Si comienzas a sentirte incómodo con la cantidad de crianza que el otro adulto está haciendo, por otro lado, puedes hablar con ellos acerca de ello o elegir visitar menos.
En un espacio público, es menos aceptable socialmente que un padre le diga al hijo de otra persona cómo comportarse, por lo que es más comprensible si quieres responder o reaccionar a la interferencia de un extraño.
Cuando un extraño bienintencionado entra en la pista
A menudo, un adulto podría estar tratando de prevenir un accidente o de mantener a tu hijo a salvo. Algunas afirmaciones suenan dominantes, pero tienen buenas intenciones. Si puedes dar un paso atrás y entender el razonamiento detrás del consejo de alguien, podrías ver que el adulto venía de un buen lugar, lo cual desescalará la mayoría de las situaciones.
Para muchos padres, desatender los consejos de crianza de otro adulto tiene que ver con el deseo de establecer consistencia con sus hijos. Las pautas consistentes de los cuidadores ayudan a los niños a entender las consecuencias, a establecer sus propios hábitos personales y a sentirse seguros y cuidados. Puedes elegir usar esto como una oportunidad para recordarle a tu chiquitín lo que esperas de él.
Cuando te hacen sentir como un payaso
Ningún maestro de ceremonia debe sentir que anda por ahí con la cara pintada, pero puede suceder si los comentarios de otros adultos son simplemente críticos o malos. Como se dice en el mundo del espectáculo, no se puede elegir el público – pero tampoco le debes respuesta a nadie. Puedes responderle al adulto de la manera más simple posible o no responder en absoluto, y luego moverte a ti y a tu chiquitín fuera del foco de atención y en un campo diferente. Algunas buenas frases para usar son: «Gracias, pero estamos bien», «todos son diferentes», y «ya lo hemos intentado, y ahora estamos probando algo nuevo».
La crianza de los hijos es un proceso de aprendizaje que dura toda la vida, y la sensación de que otros padres están observando, juzgando o asumiendo el control puede resultar estresante. A veces querrás responderle a un adulto que intervenga, y otras veces, tu juicio te aconsejará que no lo hagas. Pase lo que pase, trata de no desanimarte o de no tomar nada a pecho. ¡El espectáculo debe continuar!