Pucha. Maldito. Maldición. Tu chiquitín ha aprendido un nuevo vocabulario, y ¿no sería genial si no lo hubiese hecho?
¿Has pensado por qué no te gusta si tu peque dice palabrotas? Si vas a estar corrigiendo su comportamiento, es importante saber por qué es importante para ti que lo arregles.
Algunos insultos se consideran groseros. La idea de «grosería» viene de romper reglas sociales que son realmente complicadas para que un niño pequeño las entienda. Por ejemplo, piensa en cómo se supone que cambie el comportamiento dependiendo de dónde esté comiendo tu niño pequeño. Las reglas de cómo actuar son diferentes dependiendo de si tu chiquitín está en casa, en un restaurante, en un restaurante muy bonito o en un restaurante para niños para una fiesta de cumpleaños. ¡Ésas son cuatro reglas diferentes sobre cómo actuar justo cuando estás comiendo! La idea de palabras que solo son aceptables en ciertas situaciones, o cuando son dichas por ciertas personas, puede ser confusa de la misma manera.
Otras palabras pueden ser específicamente ofensivas para un género, raza o cultura en particular. Las palabras ofensivas generalmente tienen un significado histórico, o se supone que son insultantes en base a quién es una persona. Tu pequeñín puede que se esté volviendo bueno con sus letras pero probablemente no está listo para una lección de estudios sociales.
Entonces, ¿cómo puedes enseñarle a tu hijo a no decir palabrotas si no entiende por qué una palabra es grosera u ofensiva?
- Ponle un término para todo: Puedes dejarle saber a tu chiquitín que una palabra es «mala» y explicarle que usarla puede herir los sentimientos de alguien. Llevar un registro de un grupo de palabras «malas» será más fácil que con diferentes grupos de diferentes tipos de malas palabras.
- Mantenlo consistente: Si no quieres que tu chiquitín esté diciendo malas palabras en casa de un amigo, no dejes que lo haga en casa tampoco. Si las malas palabras son siempre malas, será más fácil aprender a no decirlas.
- Se comprensivo: Cuando tu pequeñín dice algo realmente ofensivo no entiende por qué está tan mal. Castigos duros como nalgadas o lavarle la boca con jabón es probable que hagan que se porte aún más mal, y lo que es más importante, no le enseñarán nada sobre tratar a otras personas con respeto.
Controla cómo tú y otros reaccionan
A tu chiquitín le encanta recibir una reacción de tu parte. Positivo o negativo, cuando hace algo y tú respondes, tu peque aprende algo nuevo y emocionante sobre las interacciones.
Una de las mejores estrategias para tratar con el habla soez es permanecer neutral y no reaccionar en absoluto. Si explicas que algo es una mala palabra, trata de hacerlo sin estar enojado. También podrías estar tentado a reírte cuando maldice. Trata de evitar reírte o sonreír si puedes, e informa a tus amigos y familiares si tu chiquitín ha estado usando cierta palabra recientemente para que también estén listos para reprimir sus risas.
No importa si se trata de un refuerzo positivo o negativo, es probable que reaccionar lleve a un mayor número de palabrotas, no a un menor número.
Dale algo nuevo que decir
¡Las malas palabras son poderosas! Las usamos para expresar emociones fuertes y comunicarle esas emociones a otros. Cuando un niño pequeño oye una, es probable que quiera probarlo por sí mismo. En ese caso, darle una palabra diferente para usar puede ayudar.
Una opción es inventar una nueva mala palabra, específicamente para tu familia, como «¡shabadoo!» o «¡fricos!», que es seguro usar en tu casa. También puedes enseñarle a expresar simplemente lo que siente en voz alta, así que una palabrota se convierte en «¡Estoy muy enfadado!» o «¡No me gusta esto!»
Si tienes fuertes reacciones a las nuevas palabras que se te ocurrieron, cuando tu pequeñín está molesto, y no muestra ninguna reacción a las típicas palabrotas, aprenderá muy rápidamente que no necesita decirlas para llamar tu atención.