El mundo puede ser un lugar confuso para tu pequeño, que está empezando a ser cada vez más consciente de su entorno. Esta mayor conciencia, junto con un auge del vocabulario, puede llevar a preguntas frecuentes (y a veces incómodas). Los niños curiosos a esta edad pueden estar limitados a preguntas básicas de dos palabras, pero esto apenas es el comienzo. A medida que tu chiquito aprenda más sobre la comunicación y el mundo es muy probable que empiece a hablar más y más para expresar su curiosidad.
Aprender a responder a preguntas incómodas ahora será una buena práctica para cuando crezca, ya que su capacidad para sorprenderte con preguntas inesperadas sólo se incrementará a partir de ahora. Por lo que aquí te damos algunos consejos para lidiar con esas preguntas difíciles de tu hijo.
- Mantén la respuesta apropiada para su edad: Una pregunta común que hace que los padres se retuerzan es, lo adivinaste, la que se refiere a las partes del cuerpo. A medida que tu bebé comienza a explorar e identificar sus propias partes del cuerpo, eventualmente se dará cuenta de que no todas las personas se ven iguales – especialmente si tiene un hermano de otro sexo. Por lo general, responder con una respuesta simple que sea a la vez científica y breve es un punto de partida, y deja la puerta abierta para discusiones más complejas cuando sea un poco mayor, a la vez que satisface su curiosidad ahora.
- Sé sensible a los demás: Habrá preguntas que tu bebé hará en público que te harán querer desaparecer, pero es importante que respondas, incluso si te sientes avergonzada. Supón que te pregunta sobre el color de la piel de otra persona, o sobre un impedimento físico. Recuerda que los adultos entienden que los niños son personas curiosas y que no están tratando de ser groseros. Generalmente no se molestarán con un niño pequeño por notar una diferencia. La clave aquí es tener tacto respondiendo a la pregunta de tu hijo mientras que eres respetuosa con la persona por la que está preguntando. Una respuesta como: «Porque cada uno es diferente, de la misma manera que tus ojos son azules y los míos marrones», puede ser muy útil porque contestas la pregunta y observas que las diferencias son normales.
- Desvíate cuando sea necesario: Los niños que notan que hacer preguntas resulta en una cierta respuesta de tu parte pueden seguir haciéndolo como una forma de buscar atención, o incluso simplemente porque están aburridos. Si te ha hecho una pregunta difícil y crees que has respondido adecuadamente, tienes derecho a cambiar el tema, pero seguir adelante de una manera que no ignores a tu bebé y que demuestre que respetas su curiosidad. Dile: «Creo que ya lo hemos cubierto, y tú pareces entenderlo, así que ¿por qué no vamos a la cocina y tomamos un bocadillo ahora?» Otra manera de hacer avanzar la conversación es hacerle saber que si piensa en más preguntas sobre un tema determinado, puede hacer más preguntas a la hora de acostarse. Lo más probable es que el interés se disipe con el paso del tiempo.
Es normal sentirte perpleja cuando tu bebé te plantea una pregunta complicada, especialmente cuando su vocabulario comienza a despegar y tú estás sorprendida de que él haya tomado nota de lo que está preguntando. A esta edad, los niños están en sintonía con tus respuestas, y las reacciones y la información que absorben de los adultos ayudan a moldear su forma de pensar sobre el mundo. A medida que tu hijo crezca, tus respuestas tendrán que ser más profundas, ¡así que disfruta de esta fase en la que las respuestas simples te servirán!