Los años de los niños pequeños están llenos de sorpresas. Ves cómo tu bebé se transforma en una pequeña persona ante tus propios ojos. A medida que pasan los días y tu bebé continúa deslumbrándote con todo lo que está aprendiendo, sin lugar a dudas le echarás muchas porras.
No hay nada malo en elogiarlo por un trabajo bien hecho – los elogios tienen un lugar importante en el mundo de tu bebé. Los niños pequeños prosperan con los elogios, que pueden aumentar su confianza y animarlos a abordar tareas difíciles. Dicho esto, ¿existe algo así como demasiados elogios?
Problemas potenciales de exagerar
No es raro que los padres se preocupen de haber caído en el hábito de ofrecer alabanzas que cruzan la línea de lo que es adecuado. Hay algunos temas comunes que los padres sienten que pueden surgir, si los elogios comienzan a excederse.
- Crea dependencia al elogio: Si un niño pequeño se acostumbra a ser elogiado por hacer incluso las tareas más simples, puede depender de los elogios y sentir que ha fracasado si no escucha lo orgulloso que estás.
- Narcisismo: Es tonto insinuar que un niño pequeño puede ser narcisista, porque la realidad es que los niños pequeños son egocéntricos por naturaleza. Con el tiempo, sin embargo, es posible que tu bebé comience a aprender a interpretar los elogios excesivos para significar que está sobresaliendo más allá de lo que se espera, o que le está yendo mejor que a los demás, incluso en las actividades más básicas.
- Minimiza sus esfuerzos: Elogiar lo que se espera de un niño pequeño o lo que es típico de él puede desalentarlo de sobrepasar sus límites o intentar cosas nuevas. Por ejemplo, si se le elogia cada vez que usa el orinal cuando se le dice, ¿por qué debería empezar a ir por su cuenta?
Elogio productivo
Los niños pequeños necesitan elogios y prosperan al escuchar que han hecho un buen trabajo, y no tiene sentido negarte a elogiar a tu hijo cuando logra algo nuevo o desafiante. Asegúrate de ser cuidadosa con tus palabras al elogiarlo, manteniendo tus elogios cortos y específicos. Esto le permitirá entender por qué específicamente está siendo alabado, y también hace que tu alabanza se sienta más sincera. En última instancia, quieres que tus elogios motiven el comportamiento que quieres ver, pero no que él dependa de los elogios como motivación para comportarse de cierta manera.