Los padres de varios hijos se dan cuenta muy pronto de que los enfrentamientos entre hermanos son inevitables. Es fácil dejar de lado la cortesía con los miembros de nuestra familia; después de todo, sabemos que el amor en nuestros hogares es incondicional. Pero hacer lo que podamos como padres, no solo para mantener las discusiones al mínimo, sino también para fomentar los lazos de amistad entre nuestros hijos, nos da una forma de fomentar la armonía en nuestros hogares.
Evita tomar partido cuando surjan disputas
Cuando los niños acudan a tí con sus disputas, procura no tomar partido. Empatiza con ellos cuando estén molestos y reconoce sus sentimientos («¡Debe ser muy frustrante!») y luego expresa tu confianza en su capacidad de resolver el problema por sí mismos. Ofrece orientación o sugerencias según sea necesario, pero manténte fuera de la pelea para evitar ser un árbitro. Esto les ayudará a practicar resolución de problemas en la vida real y evitará que cualquiera de ellos sienta que estás favoreciendo a uno. (Por supuesto, debe haber consecuencias para la conducta inapropiada cuando sea necesario). Para más información sobre este tema, consulta el libro de Faber y Mazlish Siblings Without Rivalry (disponible en inglés) .
Pasa tiempo de calidad con cada niño individualmente
A veces los niños se pelean para llamar la atención de sus padres, incluso si la atención es negativa. El pasar tiempo uno a uno, al menos diez minutos de atención ininterrumpida e indivisible, logra que se sienta amado personalmente. Cuando el corazón de tu pequeñín está lleno de este tipo de amor, esos buenos sentimientos a menudo se extienden a las interacciones con sus hermanos. ¡Todos ganan!
Facilita las interacciones placenteras entre hermanos
Aunque es imposible esperar que prevengas todos los conflictos, ser proactiva creando experiencias agradables entre tus hijos puede lograr que parte de su tiempo juntos incluya expresiones de amor y cuidado. Esto será diferente para cada familia, pero piensa en los intereses que tus hijos comparten, como ver una película que les encantaría (conviértela en una cita familiar con un picnic de pizza y palomitas de maíz en la sala), o darles un cambio de escenario con una actividad que los anime a jugar juntos (tal vez en un parque o en un boliche).
También puedes facilitar las interacciones placenteras en casa proponiendo pasar tiempo juntos como un premio. Por ejemplo, dándoles una opción como: «¿Hoy te gustaría hacer tus tareas solo o con los demás?». Sin embargo, si los niños ya se están irritando unos a otros, quizá no es un buen momento para intentar esto porque juntarlos no será placentero para nadie.
Elógialos cuando juegan bien entre ellos
En lugar de notar la relación de tus hijos solo cuando tienen problemas, haz hincapié en notar los actos de bondad o el tiempo de juego que pasan bien. Por ejemplo, si un niño comparte su merienda con su hermana que ya se ha terminado la suya, di: «¡Qué generoso de tu parte! Qué dulce hermano eres». Este tipo de retroalimentación positiva anima a todos los niños y les dice que está a su alcance el comportarse de manera similar y subraya sutilmente el rasgo de amor fraternal que deseas cultivar.
Recuérdales las cosas que quieres que recuerden
Esta afirmación parece obvia, pero no dés por sentado que tus hijos aprenderán las cosas que deseas así no más. Díselos explícitamente: «Tu hermano es tu mejor amigo. Tu hermana siempre cuidará de ti. En nuestra familia, usamos palabras y tonos amables con nuestros hermanos y hermanas». Este tipo de afirmaciones se convierten en mantras internas para ellos, palabras que internalizan y con las que al final viven.
Establece límites y hazlos cumplir
Establece y comunica con claridad las líneas que no deben cruzarse al interactuar con los hermanos. Por ejemplo, puedes decirle a tu hija que está bien estar enojada y decirle a su hermano cómo se siente, pero que nunca está bien tirarle cosas. La clave es articular que hay una forma aceptable de expresar sentimientos y que las expresiones inaceptables tendrán una consecuencia. La previsibilidad que esto crea en los mundos de tus hijos y en sus interacciones entre sí les ayuda a sentirse seguros y protegidos incluso cuando los sentimientos fuertes surgen durante los conflictos. Los límites claros también te ayudan a evitar tomar partido y, en última instancia, reducirán el comportamiento que no está permitido.
Dales espacio
Si la ausencia hace que el corazón se encariñe más y la familiaridad engendra desprecio, asegúrate de que tus hijos puedan tener algo de tiempo y espacio que solo les pertenezca a ellos. En especial si tienes niños introvertidos que necesitan recargarse en paz y tranquilidad, o niños cuyas personalidades tienden a chocar. Creando espacios deliberadamente para que cada niño esté a solas con sus propios pensamientos y actividades les dará una oportunidad para evitar conflictos, y con un poco de suerte, hará que el tiempo juntos sea más agradable.
A medida que se desarrollan las personalidades de los niños, aprenden a relacionarse con otras personas, incluidos los hermanos. Los hermanos les dan mucha práctica. Puede parecer que las dificultades no tienen fin, pero fomentar de manera consciente las relaciones saludables entre tus hijos les ayudará a ver que pueden ser amigos en lugar de enemigos y que lo primero es preferible.
Sobre la autora:
Shifrah vive en Tallahassee, FL con su esposo, cuatro hijos, dos gatos y un perro. Además de la maternidad y la escritura, disfruta de la lectura, la fotografía de estilo de vida, la costura, ir a la playa y documentarlo todo en álbumes. Bebe su café negro.