Desde el nacimiento, los bebés comienzan a aprender sobre el mundo que les rodea a través de sus sentidos: tocando, viendo, oyendo, oliendo y saboreando. Esto continúa a medida que los bebés crecen y se convierten en niños pequeños curiosos que tienen la inclinación natural de explorar y absorber sus entornos. El cerebro de tu bebé crece a medida que aprende explorando el mundo que le rodea y aprendiendo a procesar y responder a la información en su entorno.
La experiencia es clave
Los niños pequeños tienen muchas preguntas sobre la forma en que funciona el mundo que les rodea, pero a menudo, la mejor manera de responderlas sus preguntas es dejarlo resolverlo por si solo. Tu podrías describir la forma en que algo se siente o sabe pero no será capaz de procesar completamente lo que eso significa hasta que lo experimente p[or si propio. A través del juego sensorial, los niños pequeños son capaces de usar sus sentidos para entender la nueva información y responder a sus propias preguntas a través de la experiencia.
Actividades sensoriales en el hogar
- Mesa de arroz:¿Quién dice que el arroz es sólo para la cena? Llena un recipiente con algunas bolsas de arroz seco, cucharas y tazas y deja que tu bebe tire la casa por la ventana. Esta actividad es una gran manera de dejarlo explorar de forma independiente a medida que aprende sobre la textura y la causa y efecto, así como la concentración y las proporciones, mientras vierte el arroz en recipientes de diferentes tamaños y aprende sobre la cantidad de espacio que ocupa.
- Baúl de tesoro:¡Es hora de una búsqueda del tesoro, amigo! Coge una bolsa o un cubo de basura y cárgalo con los artículos que elijas. Puedes decidir sobre un tema específico, como esconder letras para encontrarlas o las formas para clasificar, u optar por un baúl más integrado lleno de una gama de tesoros variados para tu bebé explorar. Reconocer objetos más pequeños ayuda a perfeccionar esas habilidades motoras finas, haciendo infinitas las posibilidades de aprendizaje.
- Pintura comestible de dedos:Si parece que todo lo que juega tu bebé termina en su boca la pintura comestible de dedos es una opción ideal para jugar. Esta receta súper sencilla está hecha con sólo almidón de maíz, agua y algún colorante de alimentos.
Deje a tu bebé explorar los colores y texturas mientras aprende de forma creativa. Pintar con los dedos desarrolla la coordinación ojo-mano, las habilidades motoras finas y enseña la causa y el efecto.
Esta es una forma divertida de dejarlo ser creativo, y no tendrás que estresarte si tu mini Monet decide que la pintura parece una merienda perfectamente buena. (Si hay pintura extra después que termine de jugar, se puede guardar en la nevera, tapada, por hasta 2 semanas. Si se endurece, se le puede añadir agua caliente o se puede dejar a temperatura ambiente para que se ablande. Y, por supuesto, siempre debes comprobar que no se ha empezado a estropear antes de dejar que tu pequeño la use de nuevo). ¡Un momento Kodak!
Técnicamente, cualquier cosa con la que tu bebé juega es una forma de juego sensorial, ya que el mundo entero involucra sus sentidos de una manera u otra. Sin embargo, lo que generalmente se llama «juego sensorial» es un esfuerzo específico para involucrar a los diferentes sentidos y ofrecerle a tu bebé nuevas e interesantes experiencias sensaciones.