Los días de enfermedad pueden ser los días más grandes de la siesta del año para ti, pero cuando es tu bebé el que se siente sin animo, puede ser preocupante cuando esas horas extra de siesta comienzan a sumarse. El sueño extra cuando están enfermos es perfectamente normal para los bebés, y puede ser una parte importante del proceso de recuperación. Sin embargo, por otro lado, hay unos cuantos casos en los que ese sueño extra sobrepasa la línea, pasando de ser saludable para la curación de la enfermedad, hacia el territorio donde todo ese descanso extra podría comenzar a ser un problema.
Sueño y alimentación
Al igual que cuando se trata de la cuestión de cuánto sueño es demasiado para un recién nacido, la cantidad de sueño que es «demasiado» para un bebé que se siente enfermo, tiene muy poco que ver con el número real de horas, y mucho más con el hecho de si ese sueño se está interponiendo en el camino de los horarios de alimentación y mantenerse bien hidratado.
A diferencia de las discusiones sobre el sueño del recién nacido, esto no se debe a preocupaciones a largo plazo sobre el crecimiento. En su lugar, es porque, a muy corto plazo, la falta de alimentación para dormir durante una enfermedad puede conducir a la deshidratación, lo cual puede ser un problema de salud más grave que su enfermedad subyacente. La enfermedad puede causar una disminución del apetito, pero sigue siendo importante que los bebés enfermos se mantengan hidratados. Se recomienda que los bebés menores de 6 meses de edad no beban agua, por lo que toda la hidratación de un niño pequeño debe provenir de la leche materna o fórmula. A los bebés de más de 6 meses se les pueden ofrecer pequeñas cantidades de agua, pero todavía debe obtener la mayor parte de su hidratación a partir de la leche materna o fórmula.
A los niños que están enfermos se les debe ofrecer leche materna o leche de fórmula tan a menudo como cuando están bien, y los que tienen fiebre deben recibir leche materna o fórmula con más frecuencia. Una frecuencia de comidas corta pero frecuente pueden ser útiles para mantener la hidratación. Los signos de deshidratación, como la orina color amarillo oscuro, la disminución de los pañales húmedos, los labios secos o la fatiga, deben notificarse a un proveedor de atención médica. Además, los signos de deshidratación más grave, como los pañales húmedos durante más de 6 horas, la apatía, las fontanelas hundidas (los puntos blandos en la cabeza del bebé), los llantos sin lágrimas o los niveles decrecientes de vigilancia deben recibir atención médica inmediata.
Los bebés a quienes se les ha recetado medicamentos para una enfermedad también deben ser despertados para asegurarse de que tomen su medicación según lo programado.
Difícil de despertar
Si un bebé enfermo es difícil de despertar, el/ella probablemente no está sólo tratando de recuperar el sueño perdido, y puede ser debido a otra causa subyacente, por lo que se recomienda ver a un proveedor de atención médica lo antes posible.
Fuentes
- Jennifer Palmer. «Breastfeeding through colds and flu.» BreastfeedingUSA. Breastfeeding USA, 2014. Web.
- Barton Schmitt. «Emergency Symptoms Not to Miss.» StLouisChildrens.org. St Louis Children’s Hospital, 2017. Web.