Cómo defenderse como paciente para obtener la atención que merece

Tu profesional de la salud es un experto en su campo, pero tú llevas toda una vida en tu cuerpo. Por eso, cuando se trata de su salud, usted también es un experto. No sólo tiene derecho a desempeñar un papel activo en su atención sanitaria, sino que hacerlo puede ayudarle a mejorar su salud.

Pero, comprensiblemente, no siempre es fácil sentirse capacitado para abogar por uno mismo cuando se está sentado en la consulta de un médico. El objetivo es que usted pueda opinar sobre sus opciones asistenciales, que sienta que su médico está escuchando realmente sus deseos y necesidades, y que esté seguro de que está tomando decisiones informadas que son las mejores para usted y su familia. En última instancia, usted es quien toma las decisiones sobre sus cuidados. He aquí algunas formas de asegurarse de que puede colaborar con su proveedor y actuar como defensor de su propia atención.

Comparta sus conocimientos y preferencias

Su profesional de la salud, ya sea médico, enfermera o partera, es un experto en medicina, pero usted también puede compartir sus conocimientos. Usted conoce su historial médico, sabe lo que es normal para usted y lo que no lo es, y sabe qué tipo de recomendaciones de atención prefiere. Se trata de información importante que puede ayudar a su médico a brindarle la mejor atención posible. Cuando su médico le hace una recomendación o le ofrece distintas opciones de tratamiento, ¿se siente cómodo con ellas? ¿Desea hablar de los riesgos y beneficios de determinados tratamientos? ¿Opciones alternativas? ¿Le preocupa el costo o el carácter invasivo? Mantenga una conversación sincera con su proveedor para que pueda ayudarle a considerar todas sus opciones.

Obtenga la información que necesita para tomar decisiones con conocimiento de causa

Utilizar el acrónimo BRAIN (cerebro en inglés) puede ser una herramienta útil para tomar decisiones informadas sobre su tratamiento siempre que se hable de una intervención médica.

B – ¿Qué beneficios me aporta esta intervención?

R – ¿Presenta esta intervención algún riesgo para mí? En caso afirmativo, ¿cuáles son?

A – ¿Existen alternativas a esta intervención?

I – ¿Qué me dice mi intuición (basada en la información brindada)?

N – ¿Qué pasaría si dijera «no» o «ahora no» y no hiciéramos nada?

Obtener respuestas a estas preguntas puede ayudarte a disponer de la información que necesitas para tomar las decisiones más adecuadas para ti.

Hable y haga tantas preguntas como necesite

Parte del trabajo de su proveedor de atención médica consiste en escuchar sus preferencias y ayudarle a comprender sus opciones de salud y atención médica. Su proveedor debe escuchar sus deseos y necesidades de forma atenta y respetuosa. Debe hablar en un lenguaje sencillo, no en una jerga médica confusa. Si tiene la sensación de que no le escuchan o no le toman en serio -y, desde luego, si cree que le discriminan por motivos de raza, religión, peso, edad, preferencia sexual o cualquier otra cosa-, es importante que hable claro.

No siempre es fácil hacerlo, y es normal tener sentimientos complicados si tienes que hacer este tipo de seguimiento con un proveedor: puedes sentirte indeciso por parecer una molestia, avergonzado por hablar, o frustrado o enfadado si crees que no te escuchan o no te toman en serio. Y todo esto puede ser aún más difícil si estás enfermo. Aunque sea difícil, habla. Tienes todo el derecho, por ejemplo, a pedir a tu proveedor que anote en tu historia clínica una inquietud que tengas. También puedes hacer tantas preguntas como necesites: pídele que te aclare algo si no has entendido bien lo que te ha dicho, si necesitas más explicaciones o si tienes preguntas de seguimiento. Es posible que su proveedor no lo sepa todo, pero por eso es tan importante que usted aporte su punto de vista y su opinión. Una comunicación abierta y honesta le ayudará a tener una gran experiencia y mejores resultados.

Consiga apoyo adicional

Algunas personas se sienten cómodas o tienen experiencia defendiéndose a sí mismas de esta manera, mientras que a otras les resulta increíblemente difícil. Independientemente de cómo te sientas, algo que puede facilitar las cosas para todos es pedir ayuda. Esto puede significar llevar a su pareja, a los miembros de la familia o a un amigo a la cita con el proveedor. O, por ejemplo, si estás trabajando con una doula posparto, puede que tengas que llevarla contigo. Tener a alguien que sabes que está ahí para apoyarte puede ayudarte a tener fuerza en los números. Esa persona puede Atrás, tomar notas para usted, ayudarle a hacer preguntas, y asegurarse de que sus deseos son escuchados y sus necesidades son atendidas. Puede ser importante que, antes de acudir a la cita, le digas a esa persona cómo te gustaría que te apoyara.

También puedes pedir más apoyo en tu centro de atención a la salud. Si le resulta difícil trabajar cómodamente con el profesional sanitario, quizá pueda contar con la ayuda de otro miembro del personal, como una enfermera o un auxiliar médico. Puede pedirles, por ejemplo, que le digan a su proveedor que pronuncie correctamente su nombre si no lo ha hecho. Y muchos hospitales tienen equipos de gestión de riesgos por si necesitas un espacio seguro para presentar una queja. También puedes pedir recursos accesibles que apoyen tus necesidades. Los centros de atención a la salud deben disponer de recursos para personas con discapacidades, como problemas auditivos, visuales o cognitivos. Los recursos también deben estar a tu disposición en idiomas distintos del inglés. Te mereces apoyo, así que pide siempre lo que necesites.

Saber si encaja bien o si es hora de cambiar de aires

Lo ideal sería trabajar con un proveedor que se tome en serio sus inquietudes y las suyas propias, que le trate con respeto y en quien pueda confiar. De vez en cuando, merece la pena que te examines a ti mismo para asegurarte de que estás trabajando con un buen socio para tu salud. ¿Se siente cómodo con los cuidados y las opciones que le están brindando? Esperemos que la respuesta sea un sí rotundo, pero si siente que no le escuchan o, peor aún, que le faltan al respeto, le discriminan o le despiden, puede que haya llegado el momento de pedir una segunda opinión o buscar un nuevo profesional de la salud.

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