Si tu pareja es del tipo que se marea, querrás prepararlo para lo peor antes del parto. También puedes decirles sobre todo la descarga, dolor, y gritos que podrían atestiguar para que puedan ser de tanto apoyo como sea posible. Si no quieres ser portador de malas noticias, hay un montón de formas en que pueden mantenerse informados sin tu explicándoles el proceso directamente. Estos son algunos consejos para hacerles saber lo que le espera:
- Vayan a clases de parto: Si deseas que un profesional explique los pormenores del parto, revisa las ofertas de tu hospital local para la educación del parto. Lleva a tu pareja a un curso intensivo, ¡y puede que tú aprendas algunas cosas nuevas también!
- Háblale de las señales de parto prematuro:La fuente rompiéndose, dolores de la espalda baja, contracciones y liberación del tapón de moco indican que se aproxima la labor de parto. ¡Asegúrate de tener el bolso del hospital a la mano!
- Aprende a tomar el tiempo de las contracciones: Mientras estás ocupada lidiando con el dolor y las molestias de parto prematuro, pon a tu pareja a mirar el reloj y evaluar el tiempo desde el comienzo de una contracción hasta el comienzo de la siguiente, además de la duración de cada contracción.
- Conoce cuando ir al hospital: Si la frecuencia de las contracciones es de 5 minutos o menos y la duración de cada contracción es de 30 segundos o más, ¡es el momento de subirse al auto! Pero si llegas demasiado temprano, nada pueden hacer los proveedores de salud durante varias horas hasta que tu cuello uterino se dilate lo suficiente, y pueden incluso enviarte a casa.
- Platicar de cual será tu papel durante el parto: Tu pareja puede ser un camarógrafo, un sostenedor de mano, un cortador del cordón umbilical o todo lo anterior cuando estás en trabajo de parto. Diles antes de tiempo ¿cómo pueden ayudar y tal vez pedir disculpas de antemano por los cambios de humor?
- Explica las partes no tan hermosas del parto: Adviérteles que no podría ser tu mejor momento–algunas mujeres vomitan o defecan durante el parto. Después de parir a tu bebé, tu pequeño puede estar arrugado y cubierto en pringue. ¡Y no olvides que tienes que entregar la placenta también!