Igual que la tuya, la temperatura de tu pequeñín cambia durante diferentes momentos del día, y por diferentes razones. Así que mientras que 37 °C (98.6 °F) se cree que es la temperatura media, hay un rango de temperaturas que se consideran del todo saludables para tu bebé: entre 36.1 y 38 °C (97 y 100.3 °F) se considera por lo general seguro. La fiebre es una de las primeras señales de advertencia cuando tu bebé se enferma, y una de las señales que causa más estrés, pero al igual deceptiva. La fiebre alta no siempre significa enfermedades más graves, y las enfermedades aún más graves solo pueden tener fiebres bastante leves que las acompañan. Eso no significa que las fiebres no sean importantes de vigilar, aunque, de hecho, dependiendo de la edad de tu hijo o hija, hay ciertas temperaturas en las que la fiebre por sí sola es una buena razón para llamar al médico. Incluso cuando las fiebres no son lo suficientemente altas como para ser motivo de preocupación, es importante vigilar los síntomas que las acompañan para comenzar a darse cuenta de la gravedad de la enfermedad.
Qué hacer
Si la fiebre es lo suficientemente baja como para que no sea necesario llamar a tu proveedor de atención médica de inmediato y no hay otros síntomas que son motivo de preocupación, hay formas de luchar con la fiebre en casa. En primer lugar, no le arropes ya que esto puede aumentar su temperatura aún más. Al igual que cuando tienes fiebre, tu pequeñín debe tomar muchos líquidos para mantener la hidratación, pero a diferencia de cuando tú estás enferma, esos líquidos no deben ser agua a menos que ya esté bebiendo agua con regularidad. Si tu bebé todavía está recibiendo la mayor parte de sus nutrientes de la fórmula o de la leche materna, y en especial si tiene 6 meses de edad o menos, sus riñones aún están en desarrollo y el agua podría interferir con el equilibrio de electrolitos. Otra manera de refrescarle un poco es dándole un baño tibio, o un baño de esponja, aunque no frío, ya que el frío podría hacer que tiemble para calentarse y subirle la temperatura de nuevo.
Cuándo obtener ayuda
- Recién nacidos hasta los 3 meses de edad: Llama al médico de inmediato si tiene fiebre de 38 °C (100.4 °F) o más. Hasta que los niños tengan 3 meses de edad, sus sistemas inmunológicos aún están en desarrollo y es posible que no puedan mostrar todos los síntomas de una enfermedad grave. A esta edad a menudo necesitan pruebas de laboratorio para asegurarse de que no tienen ninguna enfermedad grave.
- De 3 a 6 meses de edad: Llama a un médico para las fiebres por encima de 38 °C (100.4 °F), pero si fuera de eso está actuando relativamente saludable, está tomando leche materna o fórmula y tiene pañales mojados, es posible que no necesite visitar al médico o al hospital.
- 6 meses de edad o más: Llama a un médico para las fiebres de 39 °C (102.2 °F) o más.
- Síntomas para llamar a un médico cuando se acompañan con fiebre: Vómitos, diarrea, dolor de oídos, dolor de cabeza, apatía, si no hay mejoría una vez que la fiebre baja, tiene una condición médica seria ya establecida, hinchazón alrededor de la parte blanda en la cabeza o es difícil de despertarle.
¿Qué puedes darle?
Los medicamentos para reducir la fiebre como el paracetamol/acetaminofeno y el ibuprofeno no hacen que una enfermedad desaparezca y no siempre son necesarios para la fiebre. De hecho, los estudios han demostrado que en algunos casos, las fiebres pueden ayudar a combatir la infección. Sin embargo, tu pediatra puede recomendar que le dés un reductor de fiebre si la fiebre le está incomodando, agotando su energía o interfiriendo con el sueño o apetito. El acetaminofeno es el único reductor de fiebre aprobado por la FDA para niños de 6 meses de edad o menores, por lo que los productos con acetaminofeno, como el Tylenol, podrían ser recomendados. Sin embargo, bebés menores de 3 meses no deben tomar medicamentos para reducir la fiebre y nunca se les debe dar aspirina.
Los reductores de fiebre a menudo son innecesarios para las fiebres de bajo grado. Si tu bebé está incómodo o infeliz con la fiebre, los reductores de fiebre pueden hacer que se sienta mejor el tiempo suficiente para ayudarle a hidratarse o descansar un poco, lo que le ayudará a luchar contra cualquier enfermedad con la que esté lidiando. La dosis de estos medicamentos se mide por el peso, no por la edad, y debe medirse con la taza o cuchara que viene con el medicamento, ya que las cucharas graduadas de la cocina pueden variar de tamaño y dar una dosis inexacta.