Hay muchas cosas que los bebés no pueden hacer cuando nacen -hablar, mantener la cabeza en alto, conducir un montacargas- pero una de las limitaciones que puede sorprender a los nuevos padres es que los bebés no empiezan con la capacidad de respirar por la boca. Ahora, hay un lado positivo, porque tu recién nacido no será capaz de ventilar pasivo-agresivamente su frustración en un suspiro (probablemente solo llorará en su lugar) pero empieza a convertirse en un problema cuando se resfríe hasta las siete veces que la Clínica Mayo dice de la mayoría de los bebés lo harán en su primer año de vida. Esta puede ser la curva de aprendizaje que tu pequeñín necesita para aprender la habilidad vital más importante que es la respiración bucal, pero también puede hacer que la alimentación sea un poco difícil, por lo que a veces puede ser necesario ayudarle a limpiar sus pequeños pasajes nasales diminutos.
Encontrar la causa
Hay dos razones principales por las que un bebé puede tener dificultades para respirar por la nariz. Primero, si el aire es demasiado seco, la piel sensible en las vías nasales podrían inflamarse, haciendo más difícil la respiración. Esto puede -pero no siempre- causar una hemorragia nasal. Este tipo de congestión nasal es bastante fácil de tratar, ya sea con una ducha caliente con la puerta y las ventanas cerradas y manteniendo a tu bebé en el baño de vapor, o haciendo funcionar un humidificador para ayudar a que el aire de tu casa no sea tan seco.
El otro tipo de nariz tapada, que viene con un resfriado, es a veces una señal de que es hora de llamar al doctor. Los resfriados en bebés menores de 3 meses pueden convertirse en crup o neumonía. Si tu hijo tiene más de 3 meses de edad, pero tiene secreción nasal líquida y secreción nasal verde que dura más de un día o dos, problemas para respirar o tos, tiene fiebre o parece tener dolor de oído, probablemente siga siendo una buena idea consultar con un médico. La Clínica Mayo recomienda buscar atención médica de inmediato si la nariz tapada de tu hijo presenta cualquiera de estos síntomas:
- Toser con sangre
- Dificultad para respirar o coloración azulada alrededor de la boca y los labios
- Toser lo suficientemente fuerte como para provocar vómitos o cambiar el color de la cara
- Negarse a amamantar o a aceptar líquidos
Si no aparece ninguno de estos síntomas, probablemente sea un simple resfriado, y tu chiquitín solo necesita un poco de ayuda para limpiar esos senos nasales. Hay unas cuantas estrategias diferentes que puedes usar para ayudar a descongestionar su nariz.
- Solución salina: Puedes comprar una solución salina o hacerla mezclando no más de un cuarto de una cucharadita de sal con 8 onzas de agua caliente. Una solución salina se puede utilizar para enjuagar los senos nasales antes de usar una jeringa de pera para ayudar a empezar a descomponer la mucosidad antes de succionarla. Primero, chorrea la jeringa de pera en las fosas nasales cuando el bebé esté en posición vertical, y luego acuéstalo con la cabeza ligeramente más baja que su cuerpo por un momento para dejar que la solución salina empiece a trabajar en el moco antes de usar el aspirador nasal (o «chupador de mocos», como se le llama a veces) para sacarlo.
- Aspirador nasal: Para usar el aspirador nasal, la jeringa de pera o «chupador de mocos», extrae el aire de la jeringa de pera e inserta la punta ligeramente en la nariz de tu hijo, alrededor de un cuarto de pulgada, lo suficiente para sellar la punta en el moco, y luego suelta lentamente la jeringa de pera para que succione el moco. Asegúrate de enjuagarla con agua jabonosa, y luego otra vez en agua limpia, entre cada uso.
Como medida preventiva, es importante asegurarse de que tu chiquitín se mantenga bien hidratado, para prevenir la sequedad. Tu peque probablemente no necesita hidratación fuera de la leche materna o de la fórmula, pero ofrecer alimentación frecuente, aunque sea cortas, puede ayudar a asegurar que se mantenga bien hidratado.
