Algunos dicen que la risa es la mejor medicina. Esto podría ser cierto, aunque todavía estamos esperando ver evidencia concluyente al respecto. Pero si la risa es la mejor medicina, entonces una dieta balanceada es definitivamente la segunda opción, ya que una buena nutrición ayuda al cuerpo a mantenerse lo más saludable posible.
Consumir una dieta balanceada incluye comer algunas grasas saludables. Sí, lo has leído bien. ¡Grasas! ¡Que son saludables! Pero no todas las grasas son iguales, y algunas son mucho mejores para ti que otros tipos de grasa. Aquí hay algunas cosas que debes saber acerca de lo que hace que una grasa sea buena o mala, así como lo que debes comer y lo que debes evitar.
Grasa: lo buena
Las grasas saludables son buenas para nuestros corazones. Piensa en las grasas saludables como piezas de armadura que protegen tu precioso corazón. Ciertas grasas también dan energía a nuestro cuerpo, ayudan con el crecimiento celular, protegen otros órganos, nos mantienen calientes y ayudan con la producción de hormonas. Algunas vitaminas no se pueden disolver en el cuerpo sin grasas buenas. No hay duda: nuestros cuerpos necesitan grasa.
Grasa: lo malo
Tampoco se puede negar que las grasas son notablemente altas en calorías. Es importante estar consciente de cuánta grasa estás obteniendo a través de tu dieta, porque aumentar de peso en exceso puede tener un impacto negativo en tu salud (y en la fertilidad, si estás intentando concebir). Por supuesto, también está el problema de que ciertas grasas tienen propiedades perjudiciales para la salud. Al monitorear tu consumo de grasas buenas, y al evitar las grasas no saludables, puedes asegurar de que tu consumo es beneficioso para tu cuerpo y para tu salud en general.
Grasas saludables en las cuales enfocarte
Según la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), las grasas saludables tienden a ser líquidas a temperatura ambiente debido a su estructura química. Algunas de las que se consideran más saludables incluyen:
- Grasas monoinsaturadas: Estas grasas se pueden encontrar en muchos alimentos y aceites, incluyendo el aguacate, las aceitunas, las almendras, la mantequilla de maní y el aceite de canola. Estas grasas reducen el colesterol LDL (malo) y elevan los niveles de colesterol HDL (bueno) en la sangre, y tienen el potencial de ayudar a los niveles de insulina del cuerpo y al control del azúcar en la sangre, lo cual es especialmente bueno para las personas que tienen diabetes tipo 2.
- Grasa poliinsaturada: Estas grasas, que conoces como ácidos grasos omega-3 y omega-6, se encuentran principalmente en los alimentos y aceites vegetales, como las nueces, las semillas de calabaza, el aceite de maíz, el aceite de girasol y la linaza, pero también se encuentran comúnmente en los mariscos y las yemas de huevo. Estas grasas también mejoran tus niveles de colesterol en la sangre y podrían reducir tu riesgo de diabetes tipo 2. Otros beneficios incluyen ayudar a prevenir varios trastornos mentales, proteger contra la demencia, ayudar a mantener un embarazo saludable, estimular la memoria y el estado de ánimo y combatir la fatiga. También se sabe que los ácidos grasos omega ayudan a regular el funcionamiento hormonal, lo que puede ayudar a mejorar la fertilidad de muchas mujeres (y también de los hombres).
Grasas no tan saludables que hay que evitar
Las grasas menos saludables son más sólidas a temperatura ambiente, y generalmente vienen en dos formas diferentes: grasas trans y grasas saturadas. Generalmente, las grasas trans se consideran más peligrosas para tu salud que las grasas saturadas.
- Grasa saturada: Los expertos aún están indecisos sobre la gravedad de las grasas saturadas para nosotros. Por un lado, la Asociación Americana del Corazón y la Asociación Americana de Diabetes (American Diabetes Association) están de acuerdo en que las grasas saturadas pueden aumentar el riesgo de una persona de sufrir enfermedad cardíaca y derrame cerebral. Por otro lado, muchos expertos dicen que está bien disfrutar de un poco de grasa saturada en tu dieta de vez en cuando y mantenerte saludable. De cualquier manera, todos debemos ser muy cautelosos con nuestro consumo de grasas saturadas. Las grasas saturadas se encuentran principalmente en una amplia variedad de alimentos, incluyendo la carne, los huevos, la leche entera y los alimentos procesados como la pizza, los perros calientes y los embutidos. Aumenta el colesterol malo, lo que aumenta el riesgo de una persona de padecer enfermedades cardiovasculares y posiblemente diabetes tipo 2. Es difícil evitar las grasas saturadas por completo, pero muchos sugieren que es mejor limitar su consumo a 20 gramos o menos por día.
- Grasa trans: Algunas grasas saturadas pueden estar bien, pero las grasas trans son una historia diferente. De hecho, la FDA ya no las considera «generalmente reconocidas como seguras» para el consumo humano. Nuevamente: las grasas trans son ampliamente consideradas como no seguras para el consumo humano. La mayoría de las grasas trans son moléculas de grasas normales que han sido totalmente modificadas como resultado del procesamiento. Aumentan nuestro colesterol malo y bajan nuestro colesterol bueno, y también aumentan el riesgo de enfermedades del corazón, derrames cerebrales y diabetes. Es mejor evitar las grasas trans tanto como sea posible, lo que significa leer las etiquetas nutricionales y buscar las palabras «aceite hidrogenado» o «aceite parcialmente hidrogenado». Si alguno de estos ingredientes aparece en la lista, es mejor olvidarlo.