¿Qué edad tenía cuando comenzó a transferir los objetos de una mano a otra? ¿Qué pasa con la edad exacta en semanas que su pareja bebió primero de una taza cuando era un niño? Si usted no sabe las respuestas a esas preguntas, es probablemente porque, una vez que esos momentos han pasado, realmente no se sienten como si fueran la gran cosa. Sin embargo, antes de que sucedan, puede ser fácil para los nuevos padres quedar atrapados en preguntarse cuando ocurrirán ciertos hitos del desarrollo, esto debido en parte, al temor de que haya algún retraso en el desarrollo y otras veces por el temor de asegurarse de que el niño este al mismo nivel que sus compañeros.
En general, puede ser una buena idea no centrarse demasiado en los hitos, ya que cada niño se desarrolla a su propio ritmo. Por otra parte, sin embargo, los retrasos pueden causar problemas más adelante, si son causados por factores de desarrollo o médicos, un tratamiento temprano puede ayudar a conducir mejores resultados. Si le preocupa el desarrollo o crecimiento de su hijo, hable con su pediatra. Él o ella será capaz de tranquilizarlo, y/o también, puede buscar una razón médica para dicho retraso, para luego remitirlo a un especialista si es necesario.
Tipos de Atraso
Hay cuatro tipos diferentes de retrasos, basados en cuatro categorías diferentes de desarrollo. Los niños que experimentan retrasos pueden tener retrasos en cualquiera de estas categorías, o en varios de ellos, dependiendo de la causa. Estos tipos de retrasos también pueden estar vinculados entre sí, y pueden superponerse.
- Retrasos cognitivos: En los bebés, el pensamiento, el aprendizaje y la resolución de problemas suele ser visible en su interés y curiosidad por el mundo. Los bebés tienden a ser curiosos acerca de nuevos objetos y nuevas personas, y les gusta tratar de entender cómo funcionan las cosas.
- Retrasos en el desarrollo del lenguaje: El habla y el lenguaje son una de las grandes áreas en las que los padres ponen mucho peso, lo cual tiene sentido. También es complejo: el habla requiere un lenguaje receptivo (Escuchar y comprender el discurso) y un lenguaje expresivo (Hablar y comunicarse). Los bebés empiezan a entender el lenguaje muy pronto, y alrededor de los 8 meses, los bebés responden a la música y a peticiones cortas y sencillas. Comandos como «No» y «Ven aquí». También empiezan a imitar los sonidos mucho antes de que son capaces de comunicarse, utilizando una variedad de sonidos – esto se llama balbuceo. Cuando los bebés no parecen entender el discurso de sus padres, o cuando no balbucean como una forma de tratar de comunicarse, podría ser un signo de un retraso en el lenguaje.
- Retrasos socio-emocionales: Los niños muy pequeños no tienen mucha sutileza: tienden a ser bastante expresivos acerca de sus sentimientos con sus padres o tutores, y los cuidadores tienden a tener una idea bastante clara cuando un bebé está feliz o molesto. Los bebés y niños pequeños todavía no han aprendido a compartir, por lo que pueden ser agresivos y mandones en el juego, generalmente no reconocen ni juegan con otros niños durante bastante tiempo, y pueden ser muy pegajosos con sus padres o cuidadores familiares, especialmente alrededor de los 9 meses cuando a menudo desarrollan ansiedad de separación. Todo esto es completamente normal. En este punto, los bebés todavía están aprendiendo a conectarse social y emocionalmente, por lo que puede ser difícil de detectar un retraso.
- Retrasos motores gruesos y finos: Las habilidades motoras son probablemente la preocupación más común entre los padres además de las habilidades del lenguaje, pero de nuevo, hay una enorme gama de habilidades motoras normales. Como regla general, vale más el progreso que el tiempo en lo que concierne a las habilidades motoras, pero las habilidades motoras también pueden verse afectadas por las condiciones médicas, por lo que hablar con un pediatra acerca de cualquier preocupación sobre las habilidades motoras puede ser muy útil.
¿Por qué ocurren los retrasos?
Debido a que cada niño es diferente, y tiene sus propias fortalezas y desafíos, los retrasos en el desarrollo pueden ocurrir por un número infinito de razones, y a menudo no es útil tratar de generalizarlas. Algunos retrasos son temporales, y sólo necesitan un poco de apoyo adicional para superarse, mientras que otros retrasos son más permanentes. Los servicios de Intervención Temprana están diseñados para ayudar a maximizar el crecimiento y desarrollo potencial de un niño, pero las metas para cada niño pueden ser diferentes dependiendo de las necesidades y retos individuales.
En el caso de la pérdida de la audición, por ejemplo, la identificación temprana, el manejo y el apoyo temprano pueden ayudar al niño a maximizar su desarrollo potencial del lenguaje. Por otro lado, los problemas médicos como los trastornos neurológicos o genéticos pueden conducir a retrasos en el desarrollo con causas más complejas y podrían requerir más apoyo a largo plazo e intervenciones de un equipo de especialistas y proveedores de atención médica.
¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene un retraso?
Los padres conocen mejor a sus hijos, por lo que, en general, si tienen dudas de que algo anda mal, es recomendable consultar con su pediatra. Si no está seguro de si debe o no preocuparse, las visitas para chequeos médicos son una gran oportunidad para hacer preguntas.
Como regla general, también es bueno tener idea de cual es el rango de tiempo común para lograr cierto hito del desarrollo, en lugar de sólo conocer el promedio. Un tiempo promedio no siempre es útil, y puede preocupar a los padres que no necesitan estar preocupados, además, cuando se trata de hitos, estos pueden suceder en cualquier momento en un lapso de muchos meses y todavía estar completamente en camino a desarrollarse.
Los niños son más propensos a explorar, aprender y ampliar sus horizontes cuando se sienten seguros de lo que están haciendo, por lo que es buena idea para los padres cuyos hijos tienden a lograr sus hitos “un poco tarde”, tratar de no pensar demasiado sobre el tiempo. Cada niño cumple sus hitos cuando esté listo. Y no olvide anotar el día en que su hijo sostuvo la cuchara por primera vez, de modo que algún día, si el/ella comienza a preocuparse porque su niño no cumple ciertos hitos del desarrollo, usted podrá contárselo.
Fuentes
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