Tener un niño pequeño enfermo no es divertido ni para ti ni para tu niño y si se le receta medicamento, convencerle para tomarlo realmente es una nueva batalla por sí misma. Para ser niños que no se sienten bien y que, por lo demás, están bastante cansados, es sorprendente cuánta fuerza pueden tener cuando se trata de luchar contra la temida jeringa oral. Ya sea que tu niño pequeño comience a patear, retorcerse o simplemente negarse a abrir la boca, aquí hay algunos consejos para ayudar a que se tome la medicina.
- Haz que sepa mejor:La medicina puede ser, bueno, bastante asquerosa. Los niños pequeños a menudo no entienden los beneficios de tomar medicina, así que para ellos, es un insulto añadido a la lesión, ya que les obliga a beber algo que no les gusta cuando no se sienten bien. Una forma de resolver el problema es hacer que la medicina sea un poco más sabrosa. Descubre el sabor que le gusta más a tu niño, y busca un líquido en ese sabor. Los farmacéuticos a menudo también pueden añadir sabores a las recetas de los niños, así que pregunta en la farmacia si esa es una opción cuando preparen la siguiente receta. En el caso de los medicamentos líquidos, servirlos fríos también puede ayudar a reducir el sabor amargo.
- Acelera el ritmo:Alargar el proceso de darles el medicamento a menudo empeora las cosas, por lo que es mejor hacerlo rápido. Si le estás dando el medicamento a tu niño pequeño con una jeringa, administra la dosis lo más rápido posible con la jeringa apuntando hacia la parte posterior de su mejilla. De esta manera, todo baja de una vez, en lugar de pedirle que abra la boca varias veces para darle dosis pequeñas.
- Que sea divertido:Estar enfermo es un fastidio, pero no hace daño intentar alegrar el ambiente. Ahora que tu niño es un poco mayor, puede ayudar a ofrecerle una pequeña recompensa, como una tabla de pegatinas, y dejar que las pegue en la tabla cada vez que se tome la medicina. El incentivo puede hacer que la dosis valga la pena.
- Pide una alternativa:Si tu hijo no se está tomando el medicamento, es importante dejarle saber al pediatra. El pediatra puede prescribir una alternativa del medicamento, como una tableta disoluble o un supositorio. Otra alternativa puede ser una dosis menos concentrada del medicamento.
Aunque es tentador mezclar el medicamento en un alimento o una bebida, dependiendo del medicamento, hacerlo puede tener un efecto negativo en la rapidez con que se absorbe, así que consulta con el médico antes de adoptar esta técnica. Si terminas mezclándolo en una merienda o bebida, también es una buena idea mezclarlo en una pequeña cantidad que tu hijo pequeño probablemente termine, ya que si no termina la comida o la bebida en la que se mezcla la medicina, el niño puede terminar con sólo una dosis parcial del medicamento, que puede ser menos efectiva, o incluso peligrosa. Por seguridad, también es una buena idea evitar referirse a los medicamentos como «caramelos» u otro tipo de golosina, para que tu hijo no se sienta tentado a buscarlos cuando ya no esté enfermo.
Siempre mantén los medicamentos fuera del alcance de los niños y siempre hazle saber al pediatra si tu hijo se niega a tomar el medicamento que se le ha recetado.