Decirle «lo siento» a tu hijo pequeño puede ser difícil. Por un lado, sientes que quieres disculparte por todo lo malo que tiene que pasar. Por otro lado, quieres seguir siendo una figura de autoridad y alguien que ve como un modelo perfecto, incapaz de hacer el mal. Por el otro, saber cuándo disculparse, y cómo hacerlo, puede en realidad fortalecer tu relación con tu pequeñín y modelar comportamientos positivos que usará toda la vida.
Cuándo disculparse
Tú eres el adulto, y sabes que a veces tienes que decir que lo sientes. Sin embargo, a veces no lo haces, y disculparte por cosas que no son tu culpa es un tic verbal común. Es importante guardar las disculpas para esos momentos en que son necesarias, y mantenerte firme cuando no lo son. Cuando estés disciplinando o consolando a tu peque, no te sientas como si tuvieras que disculparte por su incomodidad. En ambos casos, lo que ha ocurrido está fuera de tu control. O bien su propio comportamiento ha conducido a consecuencias, o se siente asustado o herido por algo que no puedes parar. En cualquier caso, asumir la responsabilidad de la situación pidiendo disculpas no ayudará.
En su lugar, haz uso de las disculpas cuando sean más importantes. Eso es usualmente cuando has cometido algún tipo de error que tu pequeñín beneficiará de tus disculpas.
- Cuando disciplinas de una manera que no te gusta: Todo el mundo de vez en cuando dice o hace cosas que no quiere hacer. Ser padre es estresante, y el estrés te hace propenso a arrebatos y reacciones exageradas que no tienes la intención de tener. En los momentos en que no estás siendo el padre que te gustaría ser, lo mejor que puedes hacer es reagruparte, calmarte y luego disculparte. Esto le enseñará a tu chiquitín que la forma en que actuaste en estos momentos no es la forma en que deberías actuar, y que eres consciente de ello. Enseñándole eso le estás dando un modelo de cómo debería tratar a otras personas, y cómo debe ser tratado.
- Cuando haces o dices algo por accidente: Ya sea que se te escape una palabrota o un juego que resulte en una lesión accidental, muchos padres se encuentran con la necesidad de disculparse. Solo porque sepas que algo no fue intencional no significa que tu pequeñín lo entenderán inmediatamente. Dejándole saber, le estás dando una mejor idea de las reglas del mundo.
Qué hace una disculpa
Para empezar, dices: «Lo siento». Entonces, una vez que la parte fácil ha terminado, es hora de admitir honestamente el error por el que te estás disculpando.
Describiendo el error que cometiste, y ayudándole a entender, estarás modelando un gran comportamiento. Puedes enseñarle a tu pequeñín que todo el mundo comete errores, y que está bien cometer errores, pero es importante reconocerlos y disculparse después, en lugar de tratar de ocultarlos o ignorarlos.
Trata de evitar decir «lo siento, pero… », que la mayoría de la gente está de acuerdo en que no es una disculpa real en absoluto. Confiesa tu error en vez de tratar de explicarlo. En vez de eso, intenta empezar con «Lo siento porque… «
Ser el modelo a seguir
Al disculparte de verdad, estás dando un ejemplo fuerte y positivo. Cuando tu pequeñín necesite disculparse por algo sabrá cómo hacerlo de verdad, y no solo diciendo las palabras. Cuanto mejor te disculpes cuando lo necesites ahora, mejor será capaz tu peque de disculparse contigo más tarde, cuando cometa un error.
Otro gran seguimiento a una disculpa es preguntar lo que tú o él pudiesen haber hecho diferente. Esto ayuda a que todos los miembros de la familia se sientan responsables de las acciones de los demás, y puede ayudar a prevenir futuros incidentes que podrían resultar en una disculpa.