Los niños pequeños y la agresión

Puede que tu bebé no se vea muy atemorizante la mayor parte del tiempo pero, para muchos padres, no hay nada más aterrador que cuando un pequeño comienza a expresar sus grandes sentimientos usando la agresión, sin importar el daño que termine haciendo. Los niños tienen fuertes respuestas emocionales con las que lidiar, y todavía están en las primeras etapas del desarrollo de su autocontrol. Más que eso, sin embargo, todavía están aprendiendo sobre cuáles son esos sentimientos que están teniendo, y todavía no tienen un marco real para lidiar con ellos. Canalizar esos sentimientos en una respuesta físicamente agresiva, o en gritar o hacer una rabieta, es muy común.

Si tu pequeño comienza a usar la agresión como una manera de lidiar con sus sentimientos, no es una señal de que algo anda mal, pero es una señal de que está listo para el siguiente paso de aprender a lidiar con sus emociones. ¿Y quién mejor que tú para enseñarle?

Por qué se vuelven agresivos los niños

Puede parecer que los pequeñitos tienen rutinas bastante tranquilas -juego, siesta, merienda, juego, hora de acostarse- pero hay mucho sucediendo bajo la superficie. Los niños están atrapados por un tiempo en un lugar no tan dulce donde su deseo de independencia significa que quieren hacer más de lo que su coordinación física les permite hacer, y entienden y quieren decir más cosas que las que sus limitadas habilidades verbales les permiten expresar. Esto significa que la frustración y otras grandes emociones surgen mucho para ellos, pero aún no han aprendido el marco para lidiar con esto.

El tiempo entre los 18 meses y los 3 años de edad puede estar especialmente lleno de sentimientos fuertes, ya que es durante este tiempo que muchos niños llegan al entendimiento final de su individualidad, separados de sus padres. Esta combinación, y el hecho de que están todavía en las etapas más tempranas del desarrollo del autocontrol, puede conducir a las rabietas. En algunos casos, los pequeños atacan físicamente. Esto no es porque quieran herir a alguien, sino porque, a pesar de que las habilidades de comunicación están creciendo, en momentos de sentimientos fuertes, muchos niños todavía recurren a acciones para «hablar» por ellos, incluso si esas acciones les duelen. Los golpes, patadas y mordiscos generalmente alcanzan su punto máximo alrededor de los 2 años de edad, pero a partir de ahí, los niños pueden empezar a aprender maneras más apropiadas de expresar sus sentimientos de enojo, tristeza o frustración.

Durante esta época los niños comienzan a desarrollar su capacidad de sentir empatía o de ponerse en el lugar de otras personas, pero puede tomar un tiempo para que esa comprensión haga clic. Golpearlo o morderlo de regreso cuando tu pequeño te golpea o te muerde no le enseña que golpear y morder duele y que no debería hacerlo, sino que golpear y morder es algo que la gente hace. En cambio, tu pequeño necesita aprender a identificar los sentimientos en sí mismos y en los demás, cómo conectarlos con los eventos que los causaron, y, eventualmente, otras maneras de canalizar esos sentimientos.

Cómo manejar la agresión en tu pequeño

Si tu niño ha estado mostrando que está molesto reaccionando agresivamente, hay maneras diferentes de enfocar la situación para ayudarte a animarlo a lidiar con esos sentimientos de una mejor manera.

  • Observa y aprende: Los pequeños pueden parecer personas bastante misteriosas, pero con un poco de observación, las personas que mejor los conocen pueden descubrir el patrón de cuándo es más probable que pierdan el control. Puede ser un cierto ambiente que el pequeño encuentra especialmente estresante (ya sea la guardería, la casa de un pariente, o simplemente un viaje al supermercado), una cierta hora del día, una amenaza a un juguete favorito, o un gran cambio reciente en su vida. Si puedes averiguar qué es lo que inspira este tipo de malestar en tu pequeño, entonces puedes empezar a hacer algo al respecto.
  • Prepara el escenario: Puede parecer que no es muy útil mantenerlo alejado de una situación en la que tiende a actuar, en lugar de enseñarle a ser más civilizado. Sin embargo, los pequeños no tienen mucho autocontrol. El que tu hijo sepa que no debe atacar cuando otro niño en el parque quiera usar su juguete favorito, no significa que tiene el autocontrol que necesita para detenerse cuando suceda. Dejar sus juguetes favoritos en casa para que el riesgo sea más bajo cuando vayan al parque puede ayudar a mantener la respuesta emocional a un nivel manejable o incluso evitar que suceda. Por otro lado, ponerlo en situaciones en las que sabes que va a tener problemas con su temperamento puede ser un paso para caer en un patrón donde él ataca y tú respondes, y él comienza a depender de tu respuesta como una manera de llamar tu atención.
  • Modela el comportamiento ideal: Tu hijo va a aprender más de tus lecciones cuando está calmado. Modela para él algunas maneras saludables de lidiar con emociones. No ocultes el hecho de que te alteras. Hazle saber cuando estás frustrada o tienes problemas con algo, y reacciona productivamente – ya sea que vuelvas a intentar algo en lugar de darte por vencida o enojarte, o ya sea que reconozcas que alguien hirió tus sentimientos y que ahora vas a hablar con esa persona sobre ello. Esto le da un marco de referencia a tu chiquito para saber cómo reaccionar ante emociones fuertes cuando éstas sucedan en su vida.
  • Llena su caja de herramientas: Una de las razones por las que los niños atacan es porque no saben cómo responder a las emociones fuertes – pero tampoco siempre tienen las habilidades que necesitan para evitar que una situación llegue al punto en el que empiezan a sentirse molestos. Habilidades como compartir, tomar turnos, autocontrol, paciencia y esperar pueden ayudar a los niños a permanecer más tranquilos. Los juegos como jugar al pase con una pelota ayudan a introducir esos conceptos de una manera no amenazante, y cuando los pequeños empiezan a interesarse en jugar con niños un poco más grandes, los compañeritos de edad similar son excelentes para enseñar habilidades sociales que tu hijo querrá aprender sólo con observar. Por otro lado, hablar sobre los sentimientos de tu hijo («Sé que estás molesto porque tenemos que dejar el parque») puede ayudarlo a aprender a identificar esos sentimientos, y pronto vas a poder hablar con él sobre maneras de lidiar con ellos. Finalmente, ofrece alternativas («Hagamos un dibujo de enojo, y veamos si eso te ayuda a sentirte mejor») para expresar esos sentimientos para ayudar a evitar que se desborden.

La agresión es una fase común para los pequeños, la mayoría de los cuales creen que las acciones hablan mucho más fuerte que las palabras cuando se trata de expresar emociones fuertes. Es importante abordar esta etapa, pero también es importante tener en cuenta que la mayoría de los niños salen de ella con bastante facilidad cuando tienen modelos positivos que seguir.


Sources
  • Claire Lerner, Rebecca Parlakian. “Aggressive Behavior in Toddlers.” Zero to Three. ZERO TO THREE: National Center for Infants, Toddlers, and Families. February 1 2016. Retrieved May 31 2017. https://www.zerotothree.org/resources/16-aggressive-behavior-in-toddlers.
  • “Aggressive Behavior.” Healthy Children. American Academy of Pediatrics, November 21 2015. Retrieved May 31 2017. https://www.healthychildren.org/English/ages-stages/toddler/Pages/Aggressive-Behavior.aspx.
  • “Emotional Development: 2 Year Olds.” Healthy Children. American Academy of Pediatrics, November 21 2015. Retrieved May 31 2017. https://www.healthychildren.org/English/ages-stages/toddler/Pages/Emotional-Development-2-Year-Olds.aspx. 

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