Para algunos niños pequeños, la transición de una cuna a una cama ocurre naturalmente. Tal vez tu bebé sienta que es el momento y te lo haga saber. O tal vez lo intentes y te des cuenta de que tu bebé necesita regresar a su cuna por un tiempo. Es un gran evento, y cada niño lo aborda de manera diferente.
Selección de camas
¿La cuna de tu bebé es del tipo a la que le puedes quitar los lados y transformar en una cama? ¿Tendrás una camita para niñitos entre la cuna y la cama de tamaño completo? ¿Lo moverás directamente a una cama de tamaño completo modificada con rieles?
Ya sea que tu configuración se base en el espacio, el presupuesto, lo que ya posees o puedas pedir prestado, o simplemente en lo que piensas que tu bebé sentirá como lo más cómodo, pensar en todos los pasos entre la cuna y la cama final de tu bebé puede hacer que tus elecciones sean mucho más claras.
Si vas para un paso intermedio, la selección de una cama para niños que sea del tamaño del colchón de la cuna actual es una opción eficiente. Si vas a comprar un colchón nuevo, ¡asegúrate de comprar una funda de colchón! Los accidentes pueden sucederle a cualquiera, especialmente a quienes estamos muy temprano en el largo camino hacia el entrenamiento para ir al baño.
Puede ser que tu chiquito quiera ayudar a elegir su nueva cama para niños grandes. Dejar que tu bebé opine sobre la cama o sábanas que compres hará que se sienta más cómodo o más emocionado por comenzar a usarlas. Sólo asegúrate de conseguir dos juegos de esas sábanas en caso de que un juego se vuelva… llamémoslo, «insalvable».
Cualquiera que sea la cama con la que termines, asegúrate de comprobar el peso máximo que puede soportar. Esto te permitirá saber si sentarte en la cama de tu bebé resultará en dulces abrazos o en una catástrofe.
Seguridad ante todo
Parte de la transición de la cama para niños pequeños es crear nuevos límites para tu pequeño. La extensión de esos límites depende de ti, de la distribución de tu casa y del tamaño que haya alcanzado tu bebé.
Es probable que tu bebé comience con una barandilla en su cama. Esto es para evitar que se caiga, y para ayudar a insinuar que la cama es un lugar en el que te quedas una vez que estás en ella.
Si estás más preocupada por la posibilidad de que tu bebé se caiga, o si está en transición sin una barandilla, podrías considerar poner muchas almohadas alrededor de la cama. ¡Lo único peor que caerse es aterrizar duro!
También puedes intentar poner protecciones en varios lugares de la habitación de tu bebé. Considera cerrar con llave cualquier caja de juguetes o gabinete que no te gustaría que tu bebé explore en medio de la noche. Esto es tanto para la seguridad de tu bebé como para mantenerlo aburrido y en la cama.
El último lugar que puedes considerar proteger es la puerta de la habitación de tu bebé. Darle libertad para vagar en medio de la noche puede ser un peligro para su seguridad. Una vez que tu bebé esté entrenado para ir al baño, puedes poner rejas en los pasillos y escaleras para que solamente pueda caminar de su cuarto al baño, de modo que tenga la libertad de salir, pero a un sólo destino en sus viajes.
Revisa la rutina
Algunos expertos abogan por hacer la mudanza a la «cama para niños grandes» un evento. Otros dicen que una transición lenta es mejor, como usar la cama sólo para dormir la siesta antes de usarla para dormir toda la noche, de modo que tu bebé pueda probarla para ver si le gusta.
En lo que todos parecen estar de acuerdo es que una nueva cama crea una nueva rutina. Tu bebé podría tomar algún tiempo para adaptarse a sus nuevos muebles para dormir y mantener algo de consistencia a esa transición puede ser útil.
- Baño/Libro/Cama: Considera probar estas actividades, o cualquier otra serie de actividades que puedan preparar a tu bebé para un sueño placentero. Una rutina establecida como ésta puede hacer que tu bebé anticipe más fácilmente el sueño y que su nueva cama sea una parte normal del procedimiento de la hora de acostarse.
- Música nocturna: Algunos padres tienen suerte entrenando el cerebro de su bebé para asociar la música con el sueño. Tocar el mismo tipo de música suave todas las noches puede ayudar a tu bebé a aprender una rutina.
- Visitas: Puede ser que tu bebé necesite un poco más de ayuda para saber que está a salvo en su nueva cama. Cuando dejes a tu bebé para que se duerma, prométele que vendrás cada diez minutos y luego cumple esa promesa. O encuentras a tu bebé profundamente dormido o le ayudas a desarrollar su confianza.
- Haz un nido: A veces una cama puede parecerle demasiado grande a un niño pequeño. Tener unas cuantas mantas y almohadas puede ayudar a que tu bebé no sienta como si se fuera a perder en ella. Un nido de cama puede consistir en almohadas, mantas, un objeto de confort o dos, tal vez un libro que pueda «leer». Incluso una máquina de sonido cercana o una luz nocturna en la recámara pueden ayudar. Evita poner juguetes activos en la cama para que sepa que éste es un lugar para dormir y no para jugar.
La transición a la cama no siempre es fácil para los niños pequeños, ¡pero es un paso más en el camino hacia ser grande!