Una de las partes más difíciles de ser padre es ver a tu pequeño enfermo, y aunque la paternidad está llena de sorpresas, una cosa de la que puedes estar segura es que tu bebé de vez en cuando se enferma. Cuando los niños pequeños tienen un resfriado o incluso fiebre -o cualquier tipo de enfermedad- pueden perder el apetito y no querer comer mucho. Esto puede resultar un poco chocante si tu niño es típicamente un gran comedor, pero de repente se niega a comer.
En realidad está bien que un niño pequeño no coma mucho durante unos días cuando está enfermo, siempre y cuando se mantenga hidratado. Sin embargo, si tu pequeño se niega a comer varias veces seguidas, es una buena idea que te pongas en contacto con tu proveedor de atención médica sólo para informarle lo que está sucediendo y ver si cree que puedes continuar con la atención en el hogar o si es hora de una visita de niño enfermo.
La hidratación es la cosa más importante durante una enfermedad, pero si puedes averiguar algo que
a tu niño pequeño le gustaría comer mientras se recupera, puede ayudarlo a comenzar a sentirse más fuerte de nuevo a medida que se recupera.
Enfocate en los líquidos
Una vez más, para los niños pequeños cuyo apetito desaparece cuando están enfermos, es mucho más importante asegurarse de que se mantengan hidratados que tratar de convencerlos de que coman. Intenta de ofrecerle bebidas pequeñas a menudo. Un sorbo de agua por aquí, un sorbo de leche por allá, y sabrás que está recibiendo los líquidos que necesita.
Si no parece muy entusiasmado para beber, sin embargo, puede ser el momento de ser un poco más creativo. Aunque no es bueno para los pequeños tomar jugo regularmente debido al alto contenido de azúcar, durante una enfermedad, puedes ofrecer jugo de fruta diluido como regalo – ¡sólo asegúrate de seguir con un cepillado de dientes si tu pequeño esta dispuesto!
También puedes ofrecer sopas, batidos, compota de manzana, fruta madura y paletas de helado u otros deliciosos líquidos congelados. Además, las sopas calientes y las gaseosas frías le dan la oportunidad de servir alimentos relajantes que pueden ser la receta correcta para ayudar a calmar una garganta irritada – tanto los alimentos calientes como los fríos pueden ayudar con esto – calentar los escalofríos o enfriar una fiebre.
Hazlo divertido
A veces todo lo que se necesita es ofrecerle algo al cual se negaría en su forma normal – como el jugo de fruta en una taza para sorber – en una forma que es un poco más divertida – como, digamos, ¡el jugo de fruta congelada en forma de un increíble helado! – para lograr que coma. En lugar de sólo sopa de tomate, ofrézcala con galletas saladas de queso. O intenta transformar un sándwich aburrido en formas emocionantes con un cortador de galletas. ¿Un panqueque con una cara tonta hecha de fruta, quizás? Podrías incluso agregar una gota o dos de colorante de comida a algo normal para hacerlo mágico.
Presentar comida fuera de lo común no funciona para todos los niños – a algunos no les gusta cuando su comida normal se ve diferente – pero a veces ofrecer comida que es un poco divertida puede ser una buena idea para hacer que tu niño emocione suficientemente para mostrar más interés en comer.
Házlo especial
Del mismo modo, podrías intentar ofrecerle una comida especial que normalmente no almorzaría en un martes cualquiera. Esto puede significar un tazón de helado al mediodía o un bocadillo favorito que normalmente sólo se ofrece como regalo. Podrías incluso preguntarle a tu niño si siente el deseo de alimento de una ocasión especial que no es para tí demasiado difícil de preparar – tal vez algo que normalmente es un plato navideño o una comida favorita que es un poco fuera de temporada.
Si estás dispuesta a hacerlo, esto puede significar doblar tus propias reglas – en un día normal, siempre es preferible servirle a tu bebé alimentos nutritivos, pero si en un día irregular de enfermedad no aceptara eso, está bien a ver si está dispuesto a alimentos que normalmente no le daría.
Todo se vale
Doblar las reglas usuales de los alimentos no sólo significa que necesitas por defecto ir inmediatamente a los dulces y las golosinas.
Tal vez sólo significa que si el pequeño está de humor para huevos, comes un desayuno de revueltos para cenar o
pica la pasta horneada que ya comió ayer para cenar, bueno, para el desayuno y la comiday la cena de hoy. O tal vez puede mordisquear un flujo constante de meriendas favoritas todo el día, incluso si lo que comer no se parece mucho a una dieta balanceada o a una comida ‘normal’ – digamos, nada más que tortilla chips, arándanos y queso en tiras.
¿Y si ha probado todo esto y tu pequeño todavía no quiere comer? Si ninguno de estos consejos parece hacer mella en la huelga de hambre de tu niño, no te estreses. Siempre y cuando tu niño esté tomando mucho líquido, unos pocos días con pocos sólidos no son gran cosa.
Leer más:
- Manteniendo la calma: Hidratación durante una enfermedad
- Actividades para niños pequeños durante el día de enfermedad
Fuentes
- Ran D. Goldman and Canadian Paediatric Society, Drug Therapy and Hazardous Substances Committee. “Treating cough and cold: Guidance for caregivers of children and youth.” Paediatrics & Child Health. 16(9): 564–566. November 2011. Retrieved August 8 2017. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3223897/.
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