Una parte crucial de abogar por tu salud es tomar un papel activo en lugar de dejar que tu atención médica sea algo que te suceda. El objetivo es, por supuesto, que puedas opinar sobre tus opciones de cuidado y asegurarte de que estás tomando las decisiones informadas que son mejores para ti y para tu creciente familia, pero no siempre es fácil sentirte con poder cuando estás en el consultorio de un proveedor. Después de todo, ellos son los expertos y puedes sentir que ellos tienen todo el poder.
Pero una relación ideal entre paciente y proveedor implica que ambos se unan para trabajar en mejorar tanto el cuidado de tu salud como los resultados. Algunas maneras de asegurarte de que puedas trabajar con tu proveedor de esta manera y actuar como defensora de tu propio cuidado incluyen:
Haz preguntas
La comunicación es clave para crear una buena relación con tu proveedor. Por supuesto, esto puede ser un reto si no conoces los detalles de lo que se está discutiendo, si estás nerviosa o enferma, o si tu proveedor no es necesariamente el mejor comunicador para empezar. Tu proveedor debe hablarte en un lenguaje sencillo que puedas entender fácilmente, pero también es importante que te sientas libre de pedir explicaciones si algo no está claro, aunque te parezca difícil.
Es común sentirte reacia a ser una molestia, o sentirte avergonzada de hablar pero, parte del trabajo de tu proveedor es ayudarte a entender tu propia salud. Dile si no entiendes algo de lo que te ha dicho, si necesitas más explicaciones, o si tienes preguntas adicionales.
Conoce tus objetivos para la cita
A veces es difícil conseguir todo el tiempo que quisieras con tu proveedor, por lo que ayuda estar preparada antes de acudir a una cita. Antes de entrar, intenta preguntarte qué quieres lograr en esta reunión. Haz una lista de preguntas, síntomas o preocupaciones que tienes antes de la consulta, ya que es fácil perder el hilo de tus pensamientos o preguntas en el momento.
Plantea preguntas o preocupaciones que son especialmente importantes para ti al principio de la cita para asegurarte de que los temas que quieres que te explique no se precipiten o se eliminen al final de la reunión.
Investiga
Puedes ayudar a tu proveedor a darte el mejor cuidado posible si le permites considerar tus antecedentes personales únicos. Por lo tanto, conocer tu historial médico y estar preparada para hablar de ello es muy útil y puede ayudar a darte una sensación de control sobre tu salud. Después de todo, tu proveedor puede ser el experto en medicina, pero tú eres la experta en tu propio cuerpo. Y si eres alguien a quien le gusta hacer un poco de investigación externa por tu cuenta antes de una cita, eso también puede ser útil para familiarizarte con los términos e ideas que podrías estar escuchando. Pero es importante no abrumarte. Asegúrate de que estás obteniendo tu información de una fuente confiable y de buena reputación.
Tomar notas durante la cita también puede ser útil para llevar un registro de toda la información importante que te platica, así como de cualquier papeleo o información de cuidado que te dé cuando salgas de la cita.
Comparte tus conocimientos y preferencias
Tu proveedor, ya sea médico, enfermera o partera, es un experto médico, pero tú también tienes conocimientos que compartir. Conoces tu historial médico, sabes lo que es normal y anormal para ti, y sabes qué tipo de recomendaciones de cuidado es probable que adaptes a tu estilo de vida y que realmente cumplas, y esa información puede ayudar a tu proveedor a darte el mejor cuidado posible. Si se discuten cursos específicos de cuidado, ¿te sientes cómoda con ellos? ¿Quieres hablar de los riesgos y beneficios de ciertas opciones de tratamiento? ¿Necesitas saber sobre opciones alternativas? ¿Te preocupa el costo de una terapia o lo invasiva que es? Estas son el tipo de cosas que debes poder discutir honestamente con tu proveedor para que te ayude a considerar todas tus opciones.
Cambia cuando sea momento de dejarlo
Lo ideal es que trabajes con un proveedor que te tome en serio a ti y a tus preocupaciones sobre tu salud, que te trate con respeto y que sientas que puedes confiarle todo. De vez en cuando, vale la pena comprobar esto contigo misma para asegurarte de que estás trabajando con un buen socio: ¿Te sientes cómoda con el cuidado y las opciones que te ofrece?
Esperemos que la respuesta sea un rotundo sí. Pero si no sientes que te está escuchando o, peor aún, si te sientes irrespetada, presionada, o como si no te estuviera tomando en serio, entonces podría ser el momento de buscar una segunda opinión o de encontrar un nuevo proveedor de atención médica.