Salir a cenar con un niño pequeño puede ser una aventura, y a menudo, más comida termina en el suelo que en su boca. Si bien es probable que optes por restaurantes para niños cuando lo deseas, hay momentos en los que puedes unirte a un grupo para una reunión y no tener control sobre lo que hay en el menú. En casos como este, mantener a tu pequeño feliz y alimentado puede convertirse en un desafío aún mayor, especialmente cuando tu bolita comelona es un amante de los macarrones con queso en un mundo de carbonara elegante.
Pero incluso si estás en territorio desconocido, eso no significa que tu pequeña va a pasar hambre. Hay algunas maneras diferentes de encontrar comida que ella disfrutará que no viene de un menú que puede ser coloreado con crayones.
- Comparte un plato:Los niños pequeños pueden ser muy impredecibles al comer, y pedir comidas para los pequeños puede terminar siendo un desperdicio. Si hay algo en el menú que te atrae y que piensas que a tu peque le gustaría, adelante, ordena que ese plato se divida con él o ella. Dado que las porciones de los restaurantes tienden a ser grandes, y su estómago es muy pequeño, ambos estarán bien alimentados y felices.
- Pide platos de acompañamiento:En lugar de ir a por un menú caro que tu pequeño no puede tocar, echa un vistazo a los platos de acompañamiento que ofrece el restaurante.a la carta. Lo más probable es que puedas encontrar unas papas fritas en algún lugar de ese menú, o incluso un plato más pequeño de pasta para que tu hijo o hija pueda disfrutar mientras los adultos se deleitan en una cocina más sofisticada.
- Habla con el mesero:Con el aumento de la conciencia de las alergias a los alimentos, muchos restaurantes se están volviendo más acomodaticios en cuanto al cambio de platos para satisfacer las necesidades de sus clientes. Si tu hijo es el tipo de persona que rechaza un plato por un solo trozo de perejil, díle a tu mesero que tiene un comensal exigente en sus manos, y ve si la cocina puede preparar algo que sea de su gusto.
Comer en un restaurante sin menú para niños con un niño pequeño no es lo ideal, pero tampoco tiene por qué ser un desastre. Por lo general, a los restaurantes no les importará tener un par de bocadillos a mano como plan de respaldo, ya que es más fácil tratar con unas cuantas galletas saladas que con un pequeño y hambriento comensal que se está poniendo quisquilloso.
Antes de salir al restaurante, asegúrate de llamar con anticipación para asegurarte de que los niños sean bienvenidos. Aunque es poco común, algunos restaurantes tienen restricciones sobre cuándo y dónde se les permite cenar a los niños. Otros no ofrecen sustitutos, o pueden no tener sillas altas disponibles. Si te preocupa que este pueda ser el caso, una llamada rápida antes de empacar la pañalera y salir es una buena idea para evitar sorpresas al llegar.