Los días que estamos enfermos son muy duros para nosotros como padres – estamos de mal humor, llegamos tarde al trabajo, y nos sentimos un poco desorganizados. Pero cuando tu hijo pequeño se enferma, la vida se detiene – bueno, en mi casa sí lo hace. Por supuesto, el mundo allá afuera sigue funcionando, y las fechas para entregar trabajo siguen llegando, por lo que, cuando mi hijo está enfermo, cambio mi rutina y bajo mis expectativas. Me ayuda a disminuir el pánico referente a mi lista de pendientes.
Hace un par de semanas fue una de esas veces. Yo estaba viviendo mi vida normal, aburrida pero ocupada, y de la nada, mi hijo entró en la habitación con un sarpullido de cuerpo entero. Los médicos creían que era una infección viral, así que dijeron que era mejor que el virus siguiera su curso. Para mí, ese curso significó un cambio de horario. La enfermedad de mi bebé significaba que no lo podía llevar a la guardería y que yo tendría que retrasar unas cuantas entregas de trabajo.
También significaba que tenía que ser creativa. Mi hijo dejó muy claro que el hecho de que estuviera enfermo no significaba que tuviera la intención de llevárselo tranquilo. Si tu pequeño es como el mío, sabes que estar enfermo no siempre significa que hay cambios en los niveles de energía. Estas son algunas de las cosas que puedes hacer si te encuentras en la situación en la que estuve la semana pasada con mi bebé enfermo.
Día de cine
A los dos años, es probable que tu hijo haya empezado a prestar atención a la televisión. En muchos sentidos, esto es muy bueno. Atrás quedaron los días en que observaban una caja multicolor con confusión. Ahora entienden lo que está pasando en la pantalla y se involucran con el programa repitiendo cosas y riéndose. El primer día que tuve un niño enfermo en casa, vimos mucha televisión. Eso me permitió hacer un poco de trabajo en la casa y al mismo tiempo encontrar algo que lo mantuviera estimulado. La televisión es una bendición.
La rutina de siempre
Si mi hijo no estuviera enfermo en casa, estaría en la guardería jugando con formas, colores y números. Como no parecía más cansado de lo normal, tenía sentido ponerlo a trabajar en esas cosas en casa.
Un día de enfermedad es una excelente oportunidad para practicar algo de aprendizaje en casa. Pasamos parte de nuestro tiempo libre repasando las tarjetas con colores y números. El hecho de que pase el día fuera de la escuela no significa que su cerebro no necesite ser estimulado.
Siestas
Dependiendo de cuán enfermo esté tu hijo, podrías terminar pasando gran parte de tu tiempo tratando de hacerlo dormir una siesta. El primer día de enfermedad, mi hijo estaba un poco menos juguetón de lo habitual y pasaba mucho tiempo durmiendo. No hay nada de malo con esto – si tu bebé parece estar sintiéndose mal, está perfectamente bien dejar que pase el día descansando. Es lo que hacemos como adultos cuando no nos sentimos bien y, por supuesto, los adultos y los niños tienen necesidades similares. Y si esa siesta viene con un bono de productividad para mamá, ¿quién soy yo para dejar pasar esa oportunidad?
Los días de enfermedad son duros para los niños y para los padres. Pasa esos días tomándote las cosas con calma y apapachando a tu chiquito. Con un día de abrazos, comida y un poco de descanso, todo debe mejorar pronto.
Sobre la autora:
Rochaun Meadows-Fernandez es una escritora que se especializa en sociología, salud y paternidad. Su trabajo ha aparecido en Healthline, Yes! Magazine, HuffPost, Allure y muchas otras publicaciones. Síguela en Facebook, Twitter, o visita su sitio.