Desglosando el IMC

Cuando vayas a ver a tu médico para tu revisión anual, hay ciertos cambios en el estilo de vida que podrían recomendarte: limitar el consumo de alcohol, dormir más y quizás, si tu IMC es superior a 25, perder algo de peso. 

Pero aunque el IMC, o índice de masa corporal, es una de las medidas de salud más aceptadas, este cálculo tiene una historia problemática y una aplicación errónea. Analicemos la tensa historia que hay detrás del IMC.

IMC: La historia

El IMC, primero llamado Quetelet Index (índice de Quetelet), fue inventado por un matemático belga llamado Lambert Adolphe Jacques Quetelet a principios del siglo XIX. Se propuso encontrar el «hombre medio» estudiando la altura y el peso de los hombres (en su mayoría) europeos. Su trabajo no incluía a las mujeres ni a la gente de color. 

Un siglo más tarde, el IMC, un cálculo del peso (en kilogramos) dividido por la altura (en metros al cuadrado), fue adoptado por las aseguradoras y los proveedores de servicios médicos en Estados Unidos. Utilizaron el IMC para crear categorías de peso (bajo peso, peso normal, sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida) con el fin de determinar la asegurabilidad de las personas.

Bien, esto suena dudoso, pero ¿funciona?

El IMC no es un indicador de salud muy útil. Hay algunas razones para ello.

1. El IMC se creó al principio para indicar la salud de la población, no para determinar la salud individual.

Quetelet era un estadístico. Su intención era recopilar grandes cantidades de datos para descubrir tendencias a nivel de población, no para evaluar la salud o los factores de riesgo de un individuo.

2. Estas categorías son problemáticas para los individuos que quedaron fuera de los estudios originales.

Dado el hecho de que tantos grupos fueron excluidos del desarrollo del IMC en primer lugar, no tiene mucho sentido aplicarlo a ellos de forma retrospectiva. Además, el IMC sugiere que existe una relación ideal entre altura y peso. Esto no es cierto.

3. El IMC equipara músculo, grasa y hueso.

El cuerpo se compone (entre otras cosas) de: huesos, músculos y grasa. El IMC agrupa todas estas categorías en una sola, tratando igual a los huesos, los músculos y la grasa. No solo eso, sino que ¿cuál de estas tres partes del cuerpo pesa más? Los huesos. ¿La menos? La grasa.

Entonces, ¿hay una forma mejor de calcular la salud?

Existen cálculos alternativos de la salud basados en el peso, pero la cuestión que se plantea aquí va mucho más allá de la historia sesgada del IMC o de su aplicación errónea a los individuos. Incluso el peso en sí mismo no es un indicador sólido de la salud y la investigación ha demostrado que la simple modificación del peso corporal no es una medida fiable de la mejora de la salud. 

Si quieres sentirte más fuerte y saludable, hay cosas que puedes hacer, como iniciar un comportamiento que promueva la salud. 

He aquí algunos ejemplos de conductas que promueven la salud:

  • Establecer un objetivo para beber más agua.
  • Averiguar qué tipo de ejercicio te gusta y hacerlo de forma constante.
  • Encontrar una práctica de atención plena que te ayude a sintonizar con tus necesidades internas.
  • La alimentación intuitiva: escuchar las peticiones del cuerpo de alimentos nutritivos.

Establecer objetivos como estos, que se basan en cómo te sientes, en cómo funciona tu cuerpo y en lo que necesitas personalmente para vivir en un cuerpo más sano, se asocian de forma más fiable con la mejora de la salud en general. 

Los proveedores que se basan demasiado en el IMC podrían estar pasando por alto todo el panorama de tu salud. Si te preocupa que tu proveedor no comprenda el cuadro completo de tu salud, busca un proveedor de atención médica alineado con Salud en todos los tamaños (Health At Every Size, HAES, en inglés). Hay terapeutas, coaches de imagen corporal, médicos, enfermeras y dietistas que están formados en HEAS. Te mereces sentirte vista y atendida por tu proveedor, sin importar tu IMC o el tamaño de tu cuerpo. 

Revisado por el equipo clínico de Ovia Health


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Fuentes

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