Puede que los seres humanos no corran en manadas como los lobos, pero en cierto modo, tenemos mucho en común con el primo salvaje del mejor amigo del humano: somos animales sociales y podemos encontrar la fuerza en recurrir a los demás, incluso durante los periodos en los que buscar a otros parece más difícil de lo habitual. El apoyo social es una parte importante de una buena salud mental.
Cómo utilizar el apoyo a la salud mental
Contar con un sistema de apoyo puede ser una buena manera de asegurarse de que estás preparada para los inevitables altibajos de la vida.
No tiene por qué parecerse a lo que esperas
¿Hay alguien en tu vida con quien te sentirías confortable compartiendo tus luchas? No tiene por qué ser la persona a la que se espera que acudas. Tal vez la persona que por lo usual entra en la categoría de mejor amigo para ti es un poco nerviosa, y entablar el tema del apoyo a la salud mental con esa persona se siente más difícil que no pedir ayuda en absoluto en este momento. Eso está bien, y no significa que esa persona no sea importante para ti. Puede que haya otra persona en tu vida que te escuche mejor, o alguien que tenga más tiempo para ti. Tal vez sea una amistad casual que más pueda ayudarte en este momento. Puedes intentar convertir esa amistad casual en una más seria abriéndote, y a veces esto es una gran oportunidad.
Pedir con exactitud
Pedir ayuda es difícil, y ser demasiado específico sobre el tipo de ayuda que necesitas puede parecer aún más difícil, pero incluso las personas que te conocen mejor no pueden leer tu mente. Si estás pasando por un mal momento y crees que te irá mejor si pides ayuda, siéntate y haz una pequeña lista de lo que en verdad te podría ayudar: cualquier cosa, desde un «por favor, no me preguntes sobre…», un determinado tema, «te lo diré cuando esté preparada», hasta lo más específico, «necesito dejar de cocinar por la noche hasta que las cosas se calmen en el trabajo». Esto puede ayudar a quien le pidas ayuda a encontrar la mejor manera de apoyarte.
Dar un poco para obtener un poco
El sistema de apoyo más fuerte es el que se apoya de forma mutua. Esto puede ser complicado en los momentos en los que tú eres la persona que necesita ayuda, pero es importante recordar que, al compartir la vulnerabilidad, estás ofreciendo a tus amigos, familiares y otras personas la oportunidad de sentirse más abiertos a compartir sus propias vulnerabilidades o inseguridades. Tal vez tengas esa amiga que actúa como un superhéroe, y que siempre parece estar del todo al tanto de las cosas, incluso cuando su vida está llena de desafíos y cambios. Puede ser difícil sentirse confortable compartiendo cuando tienes problemas con una amiga así, pero si lo ocultas cada vez que tienes problemas, ellos pueden sentir lo mismo por ti.
Pedir ayuda puede parecer egoísta, pero todo el mundo necesita ayuda en algún momento. Si te empeñas en recordar a las personas de tu vida que te comprometes a estar a su lado de la mejor manera posible cuando les toque, les estás ofreciendo la oportunidad de profundizar la relación. Escuchar de manera activa lo que ocurre en la vida de las personas de tu red de apoyo y hacer todo lo posible por ofrecer el tipo de apoyo que necesitan no es solo ofrecer esa oportunidad, sino tomar parte activa en el mantenimiento y desarrollo de esa relación.
Piensa con originalidad
Tu sistema de apoyo no tiene por qué consistir solo en personas que ya conoces. Por un lado, dependiendo de por qué o cómo empieces a sentirte abrumada, hablar con un terapeuta o buscar un grupo de apoyo puede ser un buen punto de partida, en especial si no estás segura de cómo abordar el tema con las personas que ya están en tu vida. Dar un paso así puede hacer que lo que sea que estés afrontando se sienta más real, y a veces eso es lo que de verdad necesitas, como un recordatorio de que tus sentimientos son válidos.
Tampoco es necesario que hables con todas las personas de tu vida sobre todo lo que te ocurre. Si comenzar una gran conversación sobre cómo te sientes parece inalcanzable, prueba a pedir ayuda de forma sencilla. Una amiga puede estar dispuesta a ayudarte si le pides que comparta el coche para llevar a tu hijo a la clase de baile. Puede que tu hermana esté encantada de tomar las riendas de la planificación del próximo evento familiar.