Si tienes dos o más hijos, seguro que alguna vez te has preguntado hasta qué punto son normales las riñas entre ellos. ¿Deberían llevarse bien siempre, con alguna que otra pelea de vez en cuando? ¿Deberían poder ir juntos en el automóvil sin discutir sobre quién mira a quién? ¿Y compartir sus juguetes sin lágrimas? ¿O ayudarse de forma mutua en los quehaceres? ¿Y cómo es que los hijos de los vecinos parecen ser los mejores amigos todos los días, pero tu casa se convierte en un cuadrilátero de boxeo por ver quién se queda con la última paleta morada?
La verdad es que cada dinámica familiar es diferente y las relaciones de cada uno con los demás niños de la familia dependerán de una serie de factores como su propia personalidad, su situación vital, su capacidad para hacer frente a pequeñas molestias y sus habilidades sociales.
En cualquier caso, hay cosas que los padres pueden hacer para ayudar a sus pequeñines en edad escolar a llevarse bien (enlace en inglés). Sigue leyendo para saber cómo crear un vínculo de hermanos entre ellos.
Elabora un plan para ayudarles a discutir de forma justa
Los desacuerdos entre personas que viven juntas son 100 % normales. No hay forma de llevar una vida cotidiana en la misma casa que otra persona sin experimentar pequeñas molestias o diferencias de opinión. Lo más importante es cómo abordamos estos desacuerdos.
Siéntate con tus hijos y elabora un plan para discutir de forma justa, es decir, pensar cómo afrontar los desacuerdos sin herir los sentimientos del otro. Reglas como «nada de insultos», «nada de gritos» y «di con exactitud lo que te enfada» pueden ayudarles a aprender a tener desacuerdos productivos que, a la larga, pueden fortalecer su relación.
Haz oportunidades para el espacio
Por mucho que los hermanos disfruten el uno del otro, es importante que tengan oportunidades de pasar tiempo separados. Haz todo lo posible por tener un rato a solas con cada uno al menos una vez a la semana (lo ideal es cada día, aunque sea un ratito), y dedícales toda tu atención y concentración. Considera la posibilidad de ofrecer a cada uno la oportunidad de participar en actividades por su cuenta, sin sus hermanos, o de explorar sus propios intereses.
Construir con intención los momentos positivos
Llevarse bien no es solo no pelearse. Como padre o madre, tienes el poder de ayudar a crear oportunidades para que conecten de verdad entre ellos. Deja que pasen más tiempo al aire libre en juegos sin estructura, ofréceles aventuras y haz todo lo posible por crear oportunidades para que hagan algo divertido si colaboran. Dejar que tomen el control de las cosas juntos, desde la planificación de la cena hasta la de las vacaciones, les ayudará a crear vínculos positivos y recuerdos que les animarán a superar disgustos y frustraciones temporales.
No te metas
Cuando los niños se pelean, podemos caer en la tentación de intervenir y hacer de árbitros. Sin embargo, mientras nadie resulte herido, intervenir a veces puede ser más perjudicial que beneficioso. Cuando arbitras, creas la posibilidad de que uno sienta que te pones de parte del otro, lo que agrava el dolor que ya puede estar sintiendo y le roba la oportunidad de practicar la resolución de problemas juntos.
La próxima vez que se pongan a discutir, intenta facilitar el diálogo en lugar de resolver el problema. Preguntas como «¿cómo crees que debería resolverse esto?» o «¿cómo te sentirías si la situación fuera al revés?» pueden permitirte seguir siendo una parte neutral mientras ellos descubren sus propias habilidades de resolución de conflictos.
Los hermanos suelen ser los primeros amigos de un niño y una de sus relaciones más intensas. Poner de tu parte para ayudarles a construir una relación positiva puede contribuir en gran medida a que se lleven bien.