Para muchos padres, la primera vez que su pequeñín dice «por favor» o «gracias» es un hito que les hace sentir que van por buen camino de educar a un buen ser humano. Aunque «por favor» y «gracias» son sin duda importantes, la enseñanza de los modales se vuelve mucho más compleja cuando entran en la escuela primaria.
A medida que crecen, los niños empiezan a desenvolverse en distintas situaciones sociales y se encuentran con personas que tienen distintas expectativas sobre lo que en verdad significan los «buenos modales». Como padres y cuidadores, podemos trabajar con nuestros hijos para que comprendan qué son en realidad los modales y cómo pueden moverse por el mundo de una forma que les ayude a ellos y a las personas que les importan a sentirse bien. Sigue leyendo para saber más sobre cómo enseñar modales a tu pequeñín de primaria.
Hablar de lo que en verdad son los modales
Cuando enseñamos modales a nuestros pequeños en edad preescolar, nos centramos en cosas concretas que son fáciles de entender para sus cerebritos. Cosas como decir por favor y gracias, comer con nuestros cubiertos y respetar los turnos. Sin embargo, a medida que crecen, merece la pena hablarles de lo que en verdad son los modales: una forma de demostrar a los demás que te preocupas por ellos y por su comodidad. Cuando entienden que los buenos modales tienen un propósito real y que utilizarlos puede ayudar a que las personas que les importan se sientan bien, es más probable que quieran aprender y aplicar lo que les enseñes.
Modela lo que quieres ver
Como con todo lo demás en la vida, los niños aprenden mucho más observando lo que hacemos, no lo que decimos. Sé consciente de cómo tratas a todas las personas de tu vida cuando tu hijo o hija está cerca; desde los familiares que conoces y quieres hasta el desconocido que tienes delante en la cola y que te saca de quicio.
Reparte elgios
Cuando muestre consideración de una forma normal o extraordinaria, no dejes de hacerle saber el orgullo que sientes. Nombra lo que hizo y por qué fue estupendo para que entienda cómo su acción concreta demostró cariño. Prueba con algo como «Allison, te he visto invitar a la nueva alumna a tu mesa a la hora del almuerzo de hoy y asegurarte de que estaba incluida en la conversación. Eso demostró mucha amabilidad y cariño y tal vez le ayudó a sentirse bien en un día en el que, de otro modo, podría haber estado nerviosa. ¡Estoy muy orgullosa!».
Corrige con suavidad y en privado
Si notas que tu hijo o hija no acierta, toma nota y haz lo posible por dejar la corrección para un momento en que no estés con otras personas. A nadie le gusta que le corrijan delante de un grupo y es probable que se muestre más receptivo si enfocas la conversación como un momento de aprendizaje y crecimiento en lugar de como una amonestación.
Asegúrate de que sepan que usar buenos modales no significa hacer cosas que les incomoden
Los modales son importantes, pero nada lo es más que se mantenga su seguridad y aprenda a confiar en su voz interior. Háblale de manera explícita sobre la confianza en sí mismo y sobre cómo nunca debe dejar que un adulto le presione para hacer algo que le incomoda solo porque no quiere ser grosero.
Ayudarle a convertirse en la buena persona que puede llegar a ser forma parte de la labor de crianza que dura toda la vida. Con amabilidad, intencionalidad y cuidado, estarás criando a una niña o niño educado en muy poco tiempo.