Child sits in tub and parent washes their hair
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La transición del baño a la ducha

Aunque puede que te guste darte un baño de vez en cuando como parte de tu rutina de cuidado personal, la ducha es el método de baño preferido de la mayoría de los adultos. Y aunque enjabonarse bajo un chorro constante de agua es sin duda más eficaz que lavarse en la bañera, los baños son una opción segura y eficaz para los bebés y los niños más pequeños.

Al igual que el entrenamiento para ir al baño, el bañarse de manera independiente es un hito que puede facilitar mucho la vida de los padres. ¿Cuándo puede empezar a ducharse tu hijo o hija? Sigue leyendo.

¿Cuándo deben empezar a ducharse los niños?

Cada uno es diferente. Algunos estarán preparados para ducharse a los 6 años, mientras que otros no lo estarán hasta los 10 años o más. Puesto que no existe una edad única para todos, deberás tener en cuenta si comprende el proceso del baño, si tiene la capacidad de lavarse el cuerpo y, por supuesto, sus ganas de probarlo. Seguir su ejemplo es un buen plan.

Ayudarle a ducharse por primera vez

Algunos padres o hermanos mucho mayores se duchan con los pequeñines desde una edad temprana. No a todos los bebitos y niños pequeños les gustan las duchas, pero a los que sí, esto puede ayudarles a hacerse a la idea. En cualquier caso, conviene que le ayudes a ducharse por primera vez antes de dejar que lo intente por sí solo. Esto puede ayudarles a entender el orden de lo que hay que hacer: paso 1: abrir la ducha, paso 2: comprobar la temperatura, paso 3: ponerse champú en la mano, y así.

Si a tu pequeñín le gusta jugar con un rociador en los días soleados, puedes decirle que la ducha es similar. Prueba a introducir el chorro de agua por encima de la cabeza durante el baño, empezando con un ligero rociado, y luego añade más presión si le gusta.

Luego, si le apetece, pruébalo sin el componente de la bañera. En las primeras veces, guíale para que se lave el cuerpo y el pelo, explicándole cómo enjuagarse bien y cómo evitar que le entre jabón en los ojos. Utilizar champú sin lágrimas al principio puede ser muy útil.

Seguridad en la ducha

Las altas temperaturas del agua y las superficies resbaladizas pueden ser un problema de seguridad para la ducha independiente. Es posible que puedas establecer un límite de temperatura para tu calentador de agua. Si no es así, considera la posibilidad de marcar el dial del grifo para que sepa con exactitud dónde colocarlo. Enseñarles a esperar a que salga el agua y a comprobar la temperatura con la mano es un paso importante. Una alfombrilla adherente puede ayudar a evitar resbalones.

No lo fuerces

La transición puede ser un cambio emocionante y acogedor para algunos. Pero otros pueden mostrarse más tímidos ante el proceso, en particular los que tienen problemas de procesamiento sensorial. Si a tu pequeñín no le entusiasma ducharse, no insistas.

No hay ningún problema en que siga en la bañera por el momento. Siempre puedes reintroducir la idea más adelante. ¿Y quién sabe? Es posible que manifieste interés más pronto que tarde, ya sea porque quiere privacidad, independencia o solo porque le parece divertido ducharse.

¿Con qué frecuencia deben ducharse los niños?

La frecuencia con la que debe ducharse depende de lo que haga a lo largo del día. Por ejemplo, jugar fútbol, construir castillos de arena y chapotear en el lodo le ensuciará más que un día más tranquilo de libros, manualidades y juegos de mesa.

Según Cleveland Clinic, niños menores de 11 años (enlace en inglés), incluidos bebitos y niños pequeños, deben bañarse al menos tres veces por semana. Aunque la limpieza diaria no siempre es necesaria, la constancia puede ser útil para mantener una rutina a la hora de acostarse. Para preadolescentes y adolescentes, se recomienda ducharse a diario.

Haz que este hito sea lo más fácil posible

La transición del baño a la ducha debe ser una experiencia positiva. Para que este hito sea lo más llevadero posible, los padres pueden hablarles sobre lo que significa (independencia, privacidad, no bañarse antes de acostarse, otros) y animarles a expresar cualquier preocupación. También puedes celebrar la ocasión con toallitas de baño nuevas, esponjas divertidas o su elección de un nuevo jabón para el cuerpo. Y, como siempre, consulta a tu pediatra si tienes alguna duda por el camino.

Revisado por el equipo clínico de Ovia Health


Fuentes

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