Disputas por el espacio personal. Gruñir sobre las posesiones compartidas. Quejarse de la desigualdad de trato. ¿Te suena esto a algunos hermanos adolescentes que conozcas? Fomentar el vínculo afectivo entre hermanos puede ser, cuando menos, un reto.
La dinámica entre hermanos puede ser difícil, pero tiene una enorme influencia en la vida de un niño, sobre todo si tomas en cuenta que el 82 % de los niños estadounidenses crecen con un hermano/a, y que alrededor del 75 % de las personas de 70 años tienen un hermano/a vivo. Por ello, quizá sean las relaciones más duraderas que tus hijos tendrán.
Para ayudar a tus malhumorados adolescentes a desarrollar un vínculo afectivo sano entre ellos (aunque a veces choquen y se vean obligados a aprender a resolver esos conflictos), aquí tienes algunas cosas que puedes hacer para darles la mejor oportunidad de tener una amistad solidaria y para toda la vida.
Evita el favoritismo (hasta el más mínimo)
Los adolescentes son bien sensibles a ser tratados de forma diferente o injusta. Cualquier percepción de favoritismo puede desatar la competencia, el resentimiento y la tensión. Por esta razón, es mejor evitar las comparaciones («¡Tu hermana nunca hizo esto!») o escoger lados («¡Tú empezaste!»).
En lugar de eso, intenta ser consciente de tus prejuicios y resistirte a poner a uno por encima del otro. Considera la posibilidad de ofrecer privilegios similares a edades parecidas y celebrar los puntos fuertes únicos de cada uno. Puedes reforzar esto último dedicando tiempo individual a cada uno haciendo cosas que en especial les gusten.
Si las circunstancias te obligan a pasar más tiempo con uno de tus hijos que con los demás, por ejemplo, por un problema médico, explícaselo con cuidado a los demás. Puede que pienses que ya lo saben, pero es bueno hablar de la disparidad y preguntarles cómo se sienten.
Hablando de «justo»
Muchos padres intentan que las cosas sean 100 % iguales para cada hijo/a. (Recuerdo que mi madre tenía listas elaboradas de cuánto dinero gastaba exactamente en cada una en Navidad. Para ella era importante haber gastado, al céntimo, la misma cantidad en cada hija). Pero lo que cada niño valora y espera no tiene precio. Esto se aplica a los regalos materiales, pero también a las experiencias y al tiempo que pasan contigo. Centrarse en que todo sea igual puede, en realidad, aumentar la competencia entre hermanos, ya que se comparan y examinan de manera constante. ¿En su lugar? Céntrate en las necesidades y deseos únicos de cada uno. Esto no solo te conecta (y a ellos) con sus deseos internos, sino que desvía la atención de la competencia.
Intervenir a la primera señal de acoso
Mientras que se ha demostrado que una relación afectuosa entre hermanos fomenta la empatía y el comportamiento prosocial, una relación tóxica, como la marcada por agresiones no físicas como excluir o menospreciar a un hermano/a, se asocia con depresión, baja autoestima y comportamientos de riesgo para quien recibe el acoso.
Aunque por lo general se recomienda dejar que tus adolescentes intenten resolver los conflictos por sí mismos, el acoso es diferente y puede darse al 100 % en las familias. Si observas que esto ocurre, debes intervenir, escuchar todos los sentimientos y seguir estableciendo reglas familiares claras. Aquí algunos ejemplos:
- En esta familia, nos tratamos con amabilidad y respeto.
- No puedo dejar que intimides a tu hermano/a. Los estoy separando a ambos ahora. Estoy del lado de ambos, y resolveremos esto.
- Nadie podrá utilizar el objeto o espacio en disputa hasta que se llegue a una solución.
- Miembros de la familia permanecen unidos y se cuidan los unos a los otros, siempre.
- Está bien tener momentos en los que la relación de hermanos es difícil. Lo entiendo, ¡a mí tampoco me gustó siempre ser la hermana menor! Pero esta casa es un espacio seguro para todos.
La persistencia del acoso o la intimidación es señal de que la familia necesita apoyo adicional. Tanto si se trata de cambiar el método de la crianza como de buscar terapia juntos o individualmente, es una necesidad urgente.
Fomenta las actividades compartidas y trabajar en equipo
Para ayudar a que crezca la relación entre tus hijos, pasen tiempo juntos en familia siempre que puedan; por ejemplo, jugando, viendo películas, comiendo o dando paseos en familia o en bicicleta. También puedes encomendar a tus adolescentes tareas compartidas, como preparar la comida o rastrillar las hojas, con grandes elogios y alabanzas por hacerlo en armonía.
Utiliza tus palabras para enviar el mensaje de que trabajar bien entre hermanos es importante y algo que hay que valorar. No te contengas con comentarios como: «Me encanta cuando trabajan juntos tan maravillosamente» o «¡Han juntados sus cabezas y han hecho algo genial!». También está bien reconocer que ser hermano/a es difícil. La empatía cuando el pequeñín se queda fuera o el mayor con más responsabilidades es maravilloso. No estás metiéndole ideas negativas en la cabeza, sino reconociendo que estás ahí para apoyar los sentimientos difíciles sobre tener hermanos.
Un poco de elogio y empatía hacen mucho, y si funciona, el beneficio final es que no solo tendrás más paz en casa, sino que tus hijos se tendrán el uno al otro para apoyarse a largo plazo.
Revisado por el equipo clínico de Ovia Health
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Fuentes
- McHale, SM, et al. “Sibling Relationships and Influences in Childhood and Adolescence.” J Marriage Fam. 74(5): 913-930. October 2012.
- Settersten, RA. “Social Relationships in the New Demographic Regime.” Advances in Life Course Research. Volume 12: 3-28. 2007.
- McHale, SM, et al. “Sibling Relationships and Influences in Childhood and Adolescence.” J Marriage Fam. 74(5): 913-930. October 2012.
- Gallagher, AM, et al. “Longitudinal Associations Between Sibling Relational Aggression and Adolescent Adjustment.” J Youth Adolesc. 47(10): 2100-2113. October 2018.
