Cuando los niños entran en la escuela media y la secundaria, se enfrentan a mayores expectativas por parte de sus maestros y entrenadores. A muchos les cuesta asumir más responsabilidades, les cuesta saber qué hay que hacer exactamente y cuál es la mejor manera de hacerlo.
Pero con un poco de orientación, puedes ayudar a tu preadolescente o adolescente a gestionar su agenda diaria y a prepararse para la edad adulta; a su vez, será de más ayuda en el hogar.
Qué pueden hacer los padres para mejorar el funcionamiento ejecutivo de adolescentes y preadolescentes
Las funciones ejecutivas son, en lo básico, habilidades de autogestión que nos permiten planificar con antelación, centrar nuestra atención, recordar instrucciones y hacer malabarismos con más de una tarea a la vez. Son esenciales para los adultos, pero muchas personas empiezan a aprenderlas en la adolescencia.
Esto es lo que puedes hacer para ayudar a tu adolescente o preadolescente a mejorar sus habilidades de funcionamiento ejecutivo.
Hacer listas
Hacer una lista de deberes diaria es un método de probada eficacia para mantenerse organizado. Ya sea con una aplicación móvil o con un bolígrafo y un papel a la antigua, esto puede ayudarle a visualizar lo que tiene que hacer y a sentir satisfacción cada vez que completa algo.
Dividir los deberes en pasos
Los deberes más complejos suelen resultar abrumador, lo que hace que los evite empezar. Pero dividirlos en pasos más pequeños puede ayudarle a sentir que es algo que en realidad puede lograr.
Llevar un calendario familiar
Considera la posibilidad de tener a la vista un calendario familiar con todos los eventos compartidos y, quizá, un horario de quehaceres. Esto le ayudará a saber qué viene, dónde se espera que esté y qué tiene que hacer en las próximas semanas o meses.
Ordenar y organizar el hogar
Mantener el hogar ordenado puede resultar fácil para los adultos, pero puede que tus hijos no lo vean así. Para ayudarles a desarrollar esta habilidad del funcionamiento ejecutivo, empieza con algo que pueden hacer juntos, como limpiar después de cenar o doblar la ropa. Háblales de cómo haces las cosas y en qué orden, y la próxima vez, deja que intenten hacerlas solos. Algunos niños necesitarán una referencia la próxima vez, como una lista escrita o un diagrama con imágenes para describir cuál es el primer paso.
Delegar quehaceres con antelación
Si quieres que se esfuerce más por ayudar en casa, intenta asignarle quehaceres con antelación. Esto puede suscitar menos resistencia que pedirle algo en el momento. Por ejemplo, si quieres que saque la basura cada semana o vacíe el lavaplatos cada noche, considera añadirlo al calendario familiar o a una tabla de quehaceres compartida.
Limpieza de 5 minutos cada noche
Otra idea es hacer que todos los miembros de la familia participen en una limpieza de cinco minutos cada noche. Pon un cronómetro y deja que cada persona se encargue de limpiar u ordenar lo que desee. Cinco minutos son suficientes para que a tu hijo o hija no quiera darse de escapada. ¿Y quién sabe? Puede acabar siendo una divertida actividad familiar.
5 minutos para planificar el día siguiente
Del mismo modo, puedes animar a tu adolescente o preadolescente a que dedique cinco minutos cada noche a prepararse para el día siguiente. Esto puede implicar hacer una lista, alistar la ropa o preparar la mochila.
Darle seguimiento
Puede ser fácil intervenir cuando las cosas no se hacen en absoluto, o incluso cuando no se hacen según tu criterio. Intenta elogiar incluso un intento fallido, o apoyarle si una tarea complicada no va bien. Todos los niños aprenden de formas distintas, por lo que utilizar un método o una explicación diferente puede resultar útil. E incluso la ropa mal doblada sigue siendo ropa doblada
Si los quehaceres o los deberes no se están haciendo en absoluto, en algunos casos está bien dejar que las cosas sigan su curso. Si tu adolescente tenía a cargo meter en la maleta sus tenis para ir al gimnasio o las tareas escolares, no siempre tienes que ir al rescate cuando se olvida. Los pequeños fracasos son grandes oportunidades de aprendizaje, y los niños no se beneficiarán de un castigo adicional por tu parte. Deja claras las normas familiares antes de asignar los quehaceres. Por ejemplo: «No hay tiempo de pantalla hasta que se hacen los quehaceres. Tendré tu teléfono mientras te concentras en descargar el lavaplatos». Al fin y al cabo, cada vez le confiarás más responsabilidades.
Revisado por el equipo clínico de Ovia Health
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Fuentes
Harvard University. «Executive Function & Self-Regulation.» Center on the Developing Child. Web. https://developingchild.harvard.edu/science/key-concepts/executive-function/