La preeclampsia sucede en 1 de cada 25 embarazos y es responsable por el 10-15 % de las muertes maternas en el mundo. Millones de personas tienen una historia de la preeclampsia que contar. Esta la primera parte de la historia de Stephanie, 21 años más tarde.
Las Historias de Ovia es una serie que se adentra en la experiencia compartida de la comunidad.
«Teníamos dos años de casados cuando me embaracé la primera vez. Estábamos tan emocionados al ver el positivo; estábamos listos.
A medio camino de mi embarazo, nos mudamos y tuve que buscar un proveedor de atención médica nuevo. Fue un poco inquietante desarrollar la confianza con alguien nuevo. No sentía que el proveedor nuevo me conocía muy bien y no nos llevábamos muy bien.
Hoy en día, debo sentir que puedo ser honesta con mis proveedores y tener la confianza que ellos me escuchan. Siempre me recuerdo a mí misma, «tú conoces tu cuerpo mejor que nadie. Si te sientes incómoda o que algo no anda bien, tu proveedor de atención médica debe escucharte y tomar acción. Ya sea haciéndote más preguntas, realizando exámenes de laboratorio o examen físico, debe tomarte en serio».
Por al menos dos años después del nacimiento de Nickolas, no podía ni pensar en embarazarme de nuevo. Después de todo lo que vivimos, era demasiado reciente y duro. Aún lo seguíamos llevando a muchas citas médicas para múltiples preocupaciones persistentes. Fue hasta alrededor de cuatro años después de tener a Nick que decidimos tratar por un segundo bebé.
Entonces tuve varios abortos espontáneos. Vimos un especialista en fertilidad y nos realizaron varias pruebas. Cuando los resultados regresaron normales y les explicamos lo que habíamos vivido con Nick, nos dijeron que tuviéramos paciencia ya que el estrés puede tener efectos negativos. Fueron muy reconfortante, y sentimos que con el tiempo seríamos bendecidos con un segundo bebé.
Fue un tiempo difícil y tuve miedo de embarazarme de nuevo, pero al final sucedió. Es por eso que nuestros hijos tienen cinco años de diferencia».