Una estrevista con Cassandre Charles
Cassandre es la vicepresidenta de Marketing de Ovia Health, madre de dos y doula capacitada. Nos sentamos para hablar sobre darse cuenta que tiene SOPQ, abordar la conversación en torno a la infertilidad y ayudar a otras familias con sus experiencias con la planificación familiar y experiencias de parto.
¿Puedes hablarme un poco de tu familia?
Procedo de una familia grande por parte de mi mamá y de mi papá. Soy una de cinco mujeres y crecí en una casa en Brooklyn con alrededor de 20 familiares: hermanos, primos, tíos. Siempre tuve muchos niños cerca de mi (ni sé cuántos primos tengo).
Siempre supe que quería tener hijos. Solía decir que quería cuatro, mi número mágico. Mi carrera también era importante para mí, pero sabía que quería una familia.
¿Qué papel jugó tu carrera en tu vida? ¿Qué influencia tuvo en tu planificación familiar?
Balancear la planificación familiar y mi carrera fue un reto, pero una vez que comencé a tratar con la infertilidad, comenzar una familia se convirtió en mi principal prioridad. Continué trabajando, lo que quizá dificultó un poco más las cosas ya que era un trabajo estresante, pero la planificación familiar era #1. Me asustaba la idea de no poder tener hijos.
Cuéntame un poco sobre tu experiencia con la infertilidad.
Me casé en mis 30 y esperamos cuatro años para tener hijos porque quería disfrutar nuestro matrimonio y divertirnos. ¡Se lo recomiendo a todos si pueden!
Una vez que comenzamos, tratamos por 6 o 7 meses antes que mi partera me recomendara un especialista en fertilidad. Le tomó un tiempo en diagnosticar SOPQ. Nunca olvidaré el día en la clínica del especialista en fertilidad cuando me dijo: «Tú no podrás concebir naturalmente». En ese tiempo no conocía mucho sobre los tratamientos de fertilidad. No conocía de alguien en mi vida que hubiese pasado por esto ya que nadie habla de ello. No tenía idea por dónde empezar.
Nadie de mi familia sabía. Al final mi esposo me dijo, «Tienes que contarles a tus hermanas». Así que al final le conté a ellas y a mis padres. Eventualmente le dije a todos, en parte porque quería que las personas dejaran de preguntar cuando íbamos a tener hijos. Desde ese punto cuando alguien me preguntaba «Oye, ¿por qué aún no tienes hijos?», yo respondía, «Porque tengo problemas de fertilidad». Eso hacía que dejaran de preguntar.
Fue emocional comenzar la IIU. Tenía que administrarme inyecciones todos los días. Tuvimos dos ciclos. El segundo se dio y finalmente teníamos el milagro de nuestro bebé.
Háblame sobre tu experiencia con el embarazo.
El embarazo fue bien, pero fue emocional. Si pasas por la infertilidad o un aborto espontáneo, cuando al final tienes un embarazo exitoso, es difícil disfrutarlo. Estaba muy preocupada de que algo iría mal. Por esa razón no me tomé fotos cuando estaba embarazada. Hace poco nos mudamos y encontré una foto que tomé cuando estaba embarazada. Estaba feliz de haberla encontrado.
Cuando tuve a mi bebé, me dije: «Nunca jamás dejaré de compartir esta historia». Ahora la comparto con todos. Y descubrí que cuanto más honesta era con las personas sobre mi experiencia con la infertilidad y la IIU, más personas se acercaban para compartir que estaban atravesando los mismos problemas. Y eso continuó. Muchas personas en mi vida están enfrentando problemas de infertilidad. De un solo me convertí en una especialista en fertilidad no oficial y sin licencia.
Deseaba saber todo sobre SOPQ y la infertilidad. Me metí por completo en la investigación, compré libros y me uní a comunidades en línea. Me di cuenta que hay un mundo de personas que enfrentan lo mismo pero que nadie habla de ello. Esto es en particular en la comunidad negra. Nadie.
¿Por qué crees que es así?
Las mujeres negras buscan tratamiento para la infertilidad en proporciones muy inferiores (enlace en inglés) a las de sus homólogas blancas. Existe el estereotipo de que las mujeres negras son superfértiles y tienen muchos hijos. Y culturalmente dentro de la comunidad, nos lo hacemos unos a otros. Escucharás a personas negras decir, «Oh, ella es bien fértil». Estos estereotipos hacen pensar que no tenemos problemas de fertilidad, como si no hacemos la IIU. Tengo dos amigas que hace poco congelaron sus óvulos y estoy muy orgullosa de ellas. Es una inversión para su futuro, pero hay barreras que tienen que derribarse.
Yo afronté la infertilidad en silencio sin nadie. Era solamente yo, mis pensamientos y mis pequeñas comunidades en línea. Fue muy aislante. Me alegra ver que la conversación se está normalizando.
Sí, parece que las personas se sienten cada vez más cómodas hablando sobre la salud de la mujer: periodos, fertilidad, salud posparto y menopausia.
Sí. La educación es una gran parte al igual que escuchar a tu cuerpo. Parte de la razón por la cual descubrí que tengo SOPQ (aunque le tardó mucho a médico averiguar) es porque pasé por un periodo de 3-4 meses donde ejercitaba con regularidad, comía bien y no perdía peso. Mi piel estaba brotando (lo que nunca pasa). Sabía que algo estaba mal.
Me tomaron unas muestras de sangre habituales en la clínica del médico. Al pasar unos días me llamó y me dijo que algo estaba mal con los niveles de hormonas. Ella me remitió a un endocrinólogo (mi especialista en fertilidad) y fue cuando nos dimos cuenta que tengo SOPQ.
La moraleja de la historia: ¡escucha a tu cuerpo!
¡Y a los cambios en tu cuerpo! Tuve un bebé hace 12 años con muchos retos y luego me embaracé a los 44 años sin problemas. No estábamos intentando. Había terminado de tener hijos. Es tan importante confiar en tu cuerpo. Colabora con tus médicos, pero tú conoces tu cuerpo.
Sí, y cuando te acostumbras a ignorar el dolor o las molestias, eso se convierte en la norma.
Cuando estás acostumbrada a tener que minimizar lo que sientes, no le das importancia cuando realmente sientes dolor.
Me pregunto también qué papel desempeña sobrellevarlo en este espacio de fertilidad y cómo puede afectar a la fertilidad el hecho de albergar dolor generacional en el cuerpo.
Yo creo que definitivamente sí. Entre las parejas no casadas, las mujeres negras son cinco veces más probable (enlace en inglés) de ser la cabeza de la familia que los hombres negros. Cuando tienes la responsabilidad de proveer y cuidar de tu familia, la presión adicional de la infertilidad agrega otra capa de estrés. Y el estrés es absolutamente un gran factor en la infertilidad.
Intentamos concebir cuando estaba en mi anterior empleo y no lo logramos. El momento que lo dejé y vine a Ovia, me embaracé. Lo mismo les pasó a dos de mis otras colegas. El estrés es un factor importante.
¿Crees que tu experiencia influyó en tu decisión de convertirte en doula?
Eso fue una gran parte, pero lo que en realidad me convenció fue cuando mi cuñada se embarazó. Su doula llegó tarde al nacimiento y casi se lo pierde. Así que terminé haciendo de doula de forma natural. Cuando me fui, comencé a investigar sobre el trabajo de una doula. No tuve una doula con mi primer embarazo, pero entre más investigaba me daba cuenta que podía hacerlo y conectaba con mi historia. En particular tratándose de ayudar a las personas a superar la infertilidad, es algo que me apasiona. Durante la pandemia, hice un programa de capacitación especializada para trabajar en infertilidad.
Háblame de las diferencias en tu equipo de atención al parto entre tu primer y tu segundo embarazo.
Siempre he acudido a las parteras. Gracias a la partera tuve una experiencia de parto estupenda. Las parteras trabajan contigo, esa es la diferencia entre una partera y un obstetra.
Y en tu segundo embarazo diste a luz lejos de tu hogar, ¿verdad?
Sí. Ahora vivo en Long Island. Es diverso y estupendo, pero no me sentí cómoda dando a luz aquí. Recibí buenas recomendaciones de obstetras, pero no hay parteras cerca de mí. Así que viajé hasta Brooklyn para ver a mi partera. Simplemente hice que sucediera. No iba a sacrificar esa parte de mis cuidados.
¿Cómo ha influido en tu experiencia de parto y la crianza el hecho de tener un segundo bebé más tarde en tu edad reproductiva?
Como soy doula y he asistido a tantos partos, con mi segundo me sentí toda una experta en cuanto a lo que quería y lo que no.
Básicamente podrías haber traído al mundo al bebé tú misma…
Si hubiera podido, ¡lo habría hecho! Sabía que quería que me indujeran. Tenía algo de miedo por mi edad, pero aunque fue inesperado, la segunda vez tuve menos miedo que con mi primer bebé. Con mi primer bebé, no tenía ninguna información. La información es fundamental.
Ahora, me apoyo en mi primer embarazo, mi trabajo como doula e incluso trabajando en Ovia. Trabajar en Ovia teniendo hijos es una verdadera bendición. No puedo contar el número de veces que he enviado un correo electrónico a una Coach de salud de Ovia (¡un saludo a Lisa y Lilly!) con una pregunta sobre el amamantamiento u otra cosa. Ellas son increíbles y me han ayudado mucho.
Pero en general, lo bueno de tener un bebé a esta edad es la confianza, la educación, saber que puedo no estar de acuerdo con mi partera, conocer todas mis opiniones, ha sido mucho más fácil.
¿Tienes algún consejo para alguien que esté pasando por su primer embarazo o se sienta nerviosa por el embarazo por cualquier motivo?
Soy una firme defensora de las parteras, pero lo más importante es confiar en tu cuerpo. Tienes que llegar al punto donde confías en ti misma y en tu cuerpo. Estaba tan nerviosa cuando estaba embarazada de mi primer bebé que pensaba que mi cuerpo me iba a fallar. Pero tienes que recordar que tu cuerpo está hecho para esto. Puede haber algunas complicaciones, pero escucha a tu cuerpo y confía en él.