Ahora que has tenido a tu bebé, puede que te sientas desorientada o abrumada por lo que viene a continuación. El embarazo puede ser muy duro, pero el enfoque percibido es claro: cuídate y, por definición, estarás cuidando de tu pequeño. Entonces nace el bebé y, de repente, todo cambia.
Puede parecer que en un día la conversación pasa de «¿cómo estás?» a «¿cómo está el bebé?». Y mientras que los que te rodean admiraban tu cuerpo cambiante durante el embarazo, después puede haber mucha presión para volver al cuerpo que tenías «antes». Esto puede ser muy abrumador, sobre todo si alguna vez has padecido un trastorno alimentario y/o mental.
En primer lugar, intenta recordar que no estás sola. Muchos padres primerizos tienen problemas con su imagen corporal. Si tienes problemas con la tuya, eso no significa que no estés agradecida por tu nuevo bebé. En lugar de dedicarte a los comprensibles (aunque dolorosos) pensamientos que te rondan por la cabeza, podrías dedicar esa energía a sentir curiosidad por saber cómo apoyarte. Sigue leyendo para ver algunas ideas.
Compruébalo suavemente
Uno de los mejores primeros pasos que puedes dar es averiguar cómo te sientes hoy. Cuando te des cuenta de lo que te ocurre, intenta no atribuir historias o significados concretos a tus pensamientos. Sentarte con las sensaciones y los sentimientos, si los toleras, puede ayudarte a superarlos. Aquí tienes algunas preguntas que puedes hacerte al hacerlo:
- ¿Cómo me siento física, mental y emocionalmente?
- ¿Qué necesito para sentirme apoyado?
- ¿A qué miembros de la familia, amigos o colegas puedo recurrir para obtener ese apoyo?
Es importante investigar lo antes posiblelos sentimientos de depresión, ansiedad, estrés o cualquier otro trastorno del estado de ánimo. Además de acudir a un profesional de confianza, puedes probar a utilizar herramientas para evaluar la salud mental.
Sé consciente de tus pensamientos sobre la imagen corporal
Puesto que nuestra cultura hace hincapié en la apariencia, es lógico que experimentes cierta incomodidad en torno a la imagen corporal después del embarazo. Intenta reconocer que tu cuerpo ha pasado por muchas cosas. Ha sido un hogar y ha brindado sustento a tu bebé. Eso es muy importante. Además, está bien (y es necesario) dejar que tu cuerpo se recupere lentamente. No hace falta que te lances a hacer ejercicio intenso ni a adoptar hábitos alimentarios restrictivos. En lugar de eso, date permiso y espacio para probar la alimentación intuitiva y experimentar con nuevas rutinas de ejercicio hasta que encuentres la que mejor se adapta a ti.
Mueve tu cuerpo
Dependiendo de cómo te sientas y de lo que te resulte más atractivo, esto podría implicar un paseo a paso ligero, entrenamiento de fuerza, natación, estiramientos ligeros o cualquier otro movimiento, grande o pequeño. Fíjate si te presionas para ponerte «Atrás» de inmediato. En lugar de ello, ¿puede permitirse hacer lo que le resulte más cómodo? Si decides hacer ejercicio, asegúrate de tener en cuenta de antemano estas pautas para el ejercicio posparto.
Nutrirse
Al igual que el ejercicio y el movimiento, «alimentarse» es un término subjetivo. Esto puede significar comer lo suficiente, dormir mejor, encontrar tiempo para recargar las pilas, meditar, dedicarse a una nueva afición, ver a los amigos o cualquier otra cosa. Merece la pena plantearse cualquier cosa que implique cuidar de uno mismo, llenar el vaso y contribuir al propio bienestar.
Si tienes dudas sobre cómo alimentarte a través de la nutrición, es una buena idea consultar la alimentación intuitiva y concertar una cita con un dietista o nutricionista.
Busca apoyo
Intenta hablar con una doula posparto, un terapeuta u otro profesional sobre cómo cuidarte como madre primeriza. Si tienes una buena relación con tu médico, también puedes pedirle consejo durante tu visita posparto.
Revisado por el Equipo Clínico de Ovia Health